Poderes tras la fuga 06/01/2016 Lo primero que hay que aclarar es que el enfoque carcelario a la triple fuga es un marco improcedente. Hace tiempo está claro que hay mafias penitenciarias, que esas mafias tienen contacto con internos de los penales, que hay negocios cruzados, tráficos ilícitos, protección y connivencia con sectores de poder público y privado. Pero desde que Martín Lanatta apareció en el grupo Clarín diciendo, nada menos, que el candidato del oficialismo a la gobernación de la mayor provincia argentina es autor intelectual de tres horribles asesinatos, todo lo que pase en este terreno corresponde a la disputa política y sólo una maniobra distractiva lo vincularía con las “condiciones del Servicio Penitenciario”. Tampoco con una eventual “marcada de cancha” a la gobernadora. Claro que sería sensato que la gobernadora se prevenga de los “marcados de cancha” pero no es plausible que este sea el caso. La lógica de la disputa en Argentina Desde 2008 la disputa política tiene un clivaje central que ordena todos los demás: kirchnerismo, antikirchnerismo; el kirchnerismo con eje y conducción en Cristina Fernández (hasta 2010 con Néstor Kirchner) y el antikirchnerismo con la evidente conducción del grupo Clarín. Todo lo ocurrido desde 2008 en el terreno de la disputa política tiene (y debe) analizarse en esta clave si se pretende evitar la reducción a la anécdota. La política discurrió desde entonces con sus más y sus menos en este carril, con el “grupo A” que fue un epifenómeno de esta situación, y un sinnúmero de eventos que se circunscribieron a la disputa de relatos hasta fines de 2014. A fines de 2014 Cristina decide realizar un conjunto de transformaciones en la agencia de inteligencia estatal y allí apareció una trama de poder que, asociada con Clarín, produjo dos acontecimientos que estremecieron la política. Los dos policiales de alto impacto Dos hechos policiales estremecieron la política en 2015: la muerte del fiscal Nisman y la denuncia de un condenado a cadena perpetua, en un programa de televisión, que Aníbal Fernández sería autor intelectual de homicidio. No es una originalidad. Las desestabilizaciones a los gobiernos populares en América Latina han tenido muchas veces “episodios de calle”. Por ejemplo, todavía hay misterios sobre la matanza de Curuguaty que costó la presidencia a Fernando Lugo en Paraguay pero se sabe que fue una operación armada a tal efecto. Ni hablar de Venezuela. Bolivia o la policía ecuatoriana, también ofrecen ejemplos en los que un intento de golpe blando se arma a partir de producir un evento desde el cual los sectores de poder siguen una cadena de consecuencias más o menos planeadas. La casuística es diversa, hay casos en que los eventos no intentan “dar el golpe” sino producir un desgaste que en el marco del respeto al estado de derecho y a la democracia por los gobiernos populares deriven en una derrota electoral. En Argentina el ciclo destituyente se inició con la sedición de las patronales sojeras y la defección del vicepresidente de entonces y no tuvo eventos trascendentes hasta fines de 2014. La decisión de Cristina Fernández de Kirchner de remover estructuras mafiosas enquistas en la ex SIDE hacía décadas generó un cimbronazo imposible de minimizar. La denuncia de Nisman contra Cristina es una derivación directa de haber sacado a Stiuso de la ex SIDE. Demoró nada, unos días. ¿Qué se jugaba allí? Evidentemente cosas distintas para cada actor. Para la embajada israelí y su servicio de inteligencia un elemento estratégico de su geopolítica: la acusación a Irán; para Estados Unidos había perdido aquella importancia estratégica toda vez que estaban normalizando las relaciones con Irán pero les servía de ocasión para limar un gobierno poco amistoso y acompañar a sus hermanos israelíes; para Stiuso y su grupo reafirmar sus lazos con estos jugadores, tomar revancha del gobierno y volver a escena. Nisman y buena parte de las organizaciones comunitarias judías entran en el paquete que aporta el Likud (partido de la derecha israelí) al pacto. Estos nuevos actores que se incorporan al juego que desde 2008 traía Clarín, le dan otro volumen. Ahora son capaces de producir el hecho, interpretarlo, juzgar y perseguir a los presuntos responsables. Es decir producir el acontecimiento político en toda regla. Bajo los auspicios de esta entente destituyente se produjo el reencuentro de viejos enemigos. Unidos triunfaremos Mafias de la ex SIDE, la Policía Federal, la Policía Bonaerense, históricamente enfrentadas en disputas por el control de territorio y negocios, que tuvieron episodios violentos como la muerte de “Lauchón” Viale (2 de Stiuso) a manos de la Policía de la Provincia, se reunifican en la nueva alianza. Por la ex SIDE con la vuelta de Stiuso auspiciada por la CIA y la DEA que lo cuidaron durante 2015; por la Policía Federal Fino Palacios, el policía favorito de Macri y de la embajada de Israel; por la Bonaerense es reveladora la vuelta de Ribelli. El ex comisario Ribelli, preso por supuestamente armar la logística del atentado a la AMIA, imputado mediante el pago de coimas que venían de la SIDE por el ex juez Galeano reaparece como abogado de Perez Corradi. Ibar Esteban Perez Corradi buscado internacionalmente como autor intelectual del triple crimen de General Rodriguez, señor de la efedrina, sindicado como agente de la DEA, y señalado como financista de la triple fuga tiene como abogado nada menos que a Juan José Ribelli. J.J. Ribelli, otrora comisario todopoderoso de la “maldita policía” bonaerense, supervisor de buena parte de los negocios turbios de aquellos tiempos y conocedor como pocos de esas tramas, usó su tiempo en prisión para recibirse de abogado. Perez Corradi tiene el abogado ideal para encontrar amigos en el sistema. La cobertura estadounidense e israelí, recursos abundantes, los medios hegemónicos y la aparición de una opción política competitiva, posibilitan la reunificación de los tres grandes territorios de administración del hampa en Argentina: la ex SIDE, la Federal, la Bonaerense. Nunca está demás aclarar que las generalizaciones son injustas y que este análisis no acusa a policías individuales, cualquiera sea su jerarquía. La declaración de Martín Lanatta reportada por la cadena nacional de Magnetto a cada rincón del país es la segunda denuncia de Nisman y muestra que el pacto ya era operativo en ese tiempo. Una hipótesis verosímil es que la grabación a Martín Lanatta haya estado operada vía Perez Corradi y Ribelli por sus lazos comunes con los organismos de inteligencia estadounidenses. Por eso no es ninguna sorpresa que algunas de las grabaciones se hayan realizado en la casa de Elisa Carrió, una buena amiga del imperio. Stiuso, Palacios, Ribelli, los tres si no reportan directamente, necesitan por lo menos buena sintonía con la CIA, la DEA y el Mosad. La capacidad de producir eventos de calle y operaciones de esta nueva asociación se transforma en muy inquietante. Qué tanto este acuerdo prefigure un mecanismo de control de la calle y los barrios por parte del gobierno de Macri es una cuestión de máxima importancia. Estos son los poderes que confabularon para armar la declaración televisiva de Martín Lanatta. La promesa, evidentemente, era la libertad. Para su recaptura debería ocurrir algo que tenga mayor peso que la promesa de estos actores. Aún no ha pasado. Comparte esto:TwitterFacebookWhatsAppMe gusta esto:Me gusta Cargando... Hacer Comentario Cancelar RespuestaSu dirección de correo electrónico no será publicada.ComentarioNombre* Email* Sitio Web Guarda mi nombre, correo electrónico y web en este navegador para la próxima vez que comente. Current ye@r * Leave this field empty Δ