EL ATAQUE QUE PROTAGONIZARON BARRAS MACRISTAS Y LA ENTREGA A BOCA DE TERRENOS DE LA CIUDAD

La agresión de barras vinculados al macrismo contra un grupo de vecinos de La Boca fue en defensa de la operación inmobiliaria propiciada por el gobierno porteño. El club Boca ya ganó una licitación hecha a medida para construir un estadio shopping.

Por Gustavo Veiga

La patota del PRO que atacó a vecinos de La Boca en una dependencia del gobierno porteño ubicada en el barrio de Pompeya, no actuó en nombre de alguna prebenda menor. La imagen de Rodolfo Corzo, un asesino en potencia, que empuña un cuchillo en forma amenazante –con el que habría herido en el cuello a Matías Scínica–, es apenas la punta del iceberg de un gran negociado con tierras públicas. La operación inmobiliaria urdida por las gestiones de Mauricio Macri primero y Horacio Rodríguez Larreta después para beneficiar a Boca Juniors con la entrega de 3,2 hectáreas en el predio conocido como Casa Amarilla está direccionada hacia un solo objetivo: la construcción de un estadio shopping que reemplace a la mítica Bombonera o conviva con ella. Ahí no habrá ni 4 mil, ni 2 mil, ni 1231 viviendas a precios populares a las que la Ciudad estaba obligada. Tampoco espacios públicos para esparcimiento de los vecinos, porque el club ya ganó una licitación hecha a medida donde fue único oferente. Por las tierras acordó pagar 180.600.000 pesos, unos 12.541.000 dólares al cambio actual. Además, con un plan de financiamiento que podría considerarse una ganga: el 5 por ciento diez días después de la escritura y el resto en 41 cuotas trimestrales.

Los asistentes a la reunión del Consejo Consultivo de la Comuna N° 4 trataban de hacer oír sus quejas en un día y lugar desacostumbrados. Desde 2013 que no eran escuchados en ese marco, al que nunca se había convocado hasta el miércoles pasado. Cuando lo hizo Jorge Apreda, el presidente de la Junta Comunal que pertenece al PRO, citó a la gente en la sede central de Pompeya, pero no en la subsede de Barracas, más próxima a La Boca. Los dos barrios integran la misma comuna, pero el primero está bastante alejado del que habitan los vecinos agredidos por la patota que lidera Rodolfo “el Cordobés” Corzo, padre del hombre que utilizó el cuchillo. No había vigilancia policial y tampoco se hizo presente Apreda, de licencia por un viaje.

En ese marco se produjo el ataque que quedó documentado en al menos veintinueve fotografías aportadas por Jonatan Baldiviezo, abogado del Observatorio de Derechos Humanos de la Ciudad. Todas fueron tomadas en la sede de la Avenida del Barco Centenera. En una imagen se ve cómo aparece Scínica, un joven muy alto de la agrupación Boca es Pueblo, en un entrevero donde ya se identifica a Corzo cuchillo en mano. En la siguiente fotografía el primero ya tiene el cuello ensangrentado y en una de las que siguen –la que se volvió más viral– es muy nítida la actitud del patotero con el arma blanca en la mano enfrentando a un hombre de camisa a cuadros. De lo que no hay imágenes con semejante claridad es del ataque brutal a Fernando Abal Medina a las puertas del centro comunal.

Todo había comenzado cuando Facundo, un militante del Comedor Los Pibes, pidió la palabra. Iba a leer un acta de la red La Boca Resiste y Propone pero nunca pudo hacerlo. Scínica quiso interceder en su defensa cuando se le vinieron encima los Corzo. El padre cayó al suelo, el joven de Boca es Pueblo recibió el corte en el cuello del que perdió mucha sangre y la reunión se desnaturalizó.

¿Qué es lo que estaba en juego en la Comuna N4? La dinámica del conflicto por las tierras de Casa Amarilla se aceleró al menos en los últimos cinco años. En 2011, en su plataforma electoral titulada Compromiso con el Socio, el presidente de Boca, Daniel Angelici, ya sostenía que para hacer un nuevo estadio había que “comprar las dos manzanas que están al lado de Casa Amarilla. Son terrenos de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires que está dispuesta a vendérselos a Boca”. Sabía por qué lo decía. Los hechos posteriores lo demostrarían.

Para que esto fuera posible, en 2010 el Instituto de la Vivienda (IVC) le había transferido las tierras a la Corporación Buenos Aires Sur gracias al decreto 723/2010. En abril de 2005, 4337 solicitudes de viviendas fueron presentadas en el CGP N3 para vivir en aquel lugar. En 2014, La Boca tenía 9050 personas con problemas de vivienda. Nunca se resolvió esta cuestión.

Desde la época en que el IVC era manejado por Eduardo Petrini –un ex intermediario de futbolistas que Macri designó como director– Boca aumentó sus expectativas de quedarse con lo que restaba de Casa Amarilla. En 1992 había dado su primer paso en el predio. Construyó la Bombonerita gracias a que la Comisión Municipal de la Vivienda le vendió dos manzanas durante la gestión del intendente Carlos Grosso. Ese organismo que antecedió al IVC le había comprado en 1981 al Estado nacional unas 12 hectáreas en Casa Amarilla para mejorar el déficit habitacional del barrio. Pero el lobby del club pudo más. Sobre todo a partir de que Macri llegó al Gobierno de la Ciudad en diciembre de 2007.

Los vecinos organizados del barrio no se quedaron quietos pese a que se consumó la adjudicación de las tierras a Boca el 25 de febrero pasado. Presentaron una acción de amparo en la Justicia Contenciosa Administrativa porteña para pedir que se declare la ilegalidad de la venta. La causa que se tramita está caratulada Quinto Natalia Gimena y otros contra Corporación Buenos Aires Sur sobre amparo en el juzgado N° 24 a cargo de Darío Reynoso.

Según informó el Observatorio de Derechos Humanos de la ciudad “la Corporación Buenos Aires Sur sigue reticente a enviar el expediente administrativo al Juzgado. Por esta razón, el 4 de mayo, el juez de la causa impuso una multa de 100 pesos por día de demora a la Corporación y a su titular Karina Spalla, bajo apercibimiento de subir dicha multa a 10 mil pesos de continuar la reticencia”.

Los vecinos tienen argumentos legales de peso para seguir el litigio. Sostienen que la venta es ilegal e inconstitucional por diferentes razones. El artículo 82 inciso 4 de la Constitución porteña establece que no se puede vender tierra pública de la ciudad sin aprobación de la Legislatura. Esta operación inmobiliaria ni siquiera fue tratada por los diputados.

También argumentan que se viola la Ley 1251 que autoriza al IVC sólo a transferir predios de su propiedad –como hizo cuando se los vendió a la Corporación del Sur– cuando se cumplan fines educativos, de seguridad o salud. Eso no sucedió. La norma permite desafectar tierras destinadas al uso de viviendas sólo en aquellos casos, pero no para levantar un estadio de fútbol como pretende Angelici. También se está violando la Ley 2240 que declara la Emergencia Urbanística y Ambiental del Barrio de la Boca.

La adjudicación al club –que consta en la licitación N° 7 de este año de la Corporación Sur– menciona como objeto la “Iniciativa Privada para el Desarrollo y Mejoramiento Urbano de Casa Amarilla”. Boca, cuando elevó su proyecto a la Corporación Sur para que le vendieran las tierras, señaló: “En los últimos treinta años llegó el desastre para toda esa zona”. Quizá sus dirigentes supongan que una futura mole de cemento levantada a escasa distancia de otra –la histórica Bombonera inaugurada en 1940– representa una opción desarrollista. No importa si ahí hacían falta viviendas y espacios verdes. El fútbol y su poder de convocatoria están por encima de esas necesidades básicas insatisfechas. El costo del futuro estadio podría aproximarse a los 400 millones de dólares. Los desarrolladores ya se están frotando las manos.

Fuente: Página 12. Link. gveiga12@gmail.com. Foto: La Política Online

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