Desesperados porque los números no les dan como pensaban, los macristas, sus medios, sus jueces y sus sucursales como Milei, ponen en circulación de nuevo a los sicarios de Cristina.

A once meses de la tentativa de asesinato de Cristina Kirchner

Amparados por la impunidad, Revolución Federal vuelve al ataque en medio de la campaña electoral

Mientras la Justicia aún impide una investigación unificada del atentado y desestima el financiamiento y el rol de Milman y los hermanos Caputo, el precandidato Juan Grabois denunció que los activistas ultraviolentos volvieron a las redes y a amenazarlo. Leonardo Sosa, uno de los fundadores, posteó una foto del atentado a CFK y pregunta: ¿y si hubiese salido?

Por Raúl Kollmann

Este martes se cumplen once meses exactos de la tentativa de asesinato contra Cristina Fernández de Kirchner. La justicia de Comodoro Py avanza en su intención de llevar a juicio oral sólo a Sabag Montiel, Brenda Uliarte y Nicolás Carrizo, partiendo de la hipótesis de que se trató de desquiciados que actuaron solos. Se descarta el trasfondo de la feroz campaña de odio encabezada por los principales dirigentes de Cambiemos y la acción de grupos, como Revolución Federal, financiados por empresarios cercanos al macrismo, con los que mantenían relaciones bajo cuerda. Tal vez no los alentaban a matar, pero sí a que realizaran acciones agresivas contra los dirigentes del gobierno: tirar antorchas, escrachar, insultar, sembrar las redes de odio.  El candidato presidencial Juan Grabois, volvió a denunciar que a los integrantes de Revolución Federal les pagan para que lo escrachen y que vuelven -como si nada hubiera ocurrido- a amenazar: “El país pide un golpe de Estado”, “Si el dólar llega a 600 volvemos a la calle en forma definitiva”, “que el kirchnerismo quede en la tumba”. Siempre la muerte como consigna. 

El arte de esconder y dividir el expediente

El aparato judicial de Comodoro Py dedicó los 11 meses a perder pruebas, pero sobre todo a esconder la verdad de lo ocurrido, como denunciaron los abogados de Cristina, José Manuel Ubeira y Marcos Aldazabal.

*En primer lugar, la jueza María Eugenia Capuchetti ni siquiera encuadró el atentado como un ataque contra la democracia y el intento de un crimen político.

*La Cámara M, la de jueces puestos allí por Mauricio Macri, se aseguró de que el caso quede como un intento de loquitos, marginales, sin trasfondo alguno. No permitió la unificación de los expedientes. 

*Para colmo, se perdió la principal prueba: el celular de Sabag Montiel. Hoy en día, de las pruebas informáticas salen buena parte de las evidencias.

*Pero la principal maniobra es que se impidió la investigación de la tentativa de asesinato de CFK en conjunto, como un único expediente, con las acciones de todo tipo contra la vicepresidenta. Hay evidencias de que una de las empresas de los Caputo financiaba a Revolución Federal para que emprenda acciones contra Cristina. Hay evidencias de que la mano derecha de Patricia Bullrich, Gerardo Milman, sabía de antemano lo que iba a ocurrir.

*El informe técnico de que no hubo comunicaciones entre Sabag, Uliarte, Carrizo y los líderes de Revolución Federal es casi un episodio de humor: sólo abarca llamadas, no mensajes de Whatsapp o Telegram. ¿Quién llama hoy en día? Los propios protagonistas reconocieron los vínculos: una fiesta, la marcha a tirar antorchas a la Casa Rosada. En esos hechos de Revolución Federal, Uliarte reconoce haber participado.

La justicia manejó todo como un expediente más, como si se tratara de un drama psicológico en el que un desequilibrado (Sabag) quería complacer a su novia (Uliarte) porque la relación naufragaba por una disfunción sexual. Comodoro Py desechó la investigación de todo el conjunto.

Revolución Federal vuelve al ataque

En once meses la justicia no llamó a declaración indagatoria a Rossana Caputo por el financiamiento de las amenazas de muerte de Jonathan Morel, el líder de Revolución Federal. En once meses, la justicia no convocó a indagatoria a Gerardo Milman, que probadamente sabía del ataque. No sólo por aquel diálogo con las secretarias, en la confitería Casablanca, sino porque presentó un delirante proyecto en Diputados en el que decía que se iba a simular un atentado. Es evidente que había varias conexiones entre el macrismo y los atacantes.

Amparados en esa impunidad, Revolución Federal sale otra vez a la cancha. Grabois, que es querellante en el expediente por ser víctima de los ataques, denunció el regreso a las redes:

*Leonardo Sosa, uno de los fundadores de la agrupación, posteó una foto del ataque del 1 de septiembre con el agregado de la pregunta ¿y si hubiera salido? Sigue planteado la idea del asesinato.

*En el escrito de Grabois, su abogado, Nicolás Rechanik, revela que también se posteó una foto de Victoria Villarruel, candidata a vicepresidenta de La Libertad Avanza, con la proclama Se necesita un golpe encabezado por ella.

*También la advertencia: “Si el dólar llega a 600 Revolución Federal vuelve a la calle de manera definitiva”.

El escrito fue dirigido al juez que investiga a Revolución Federal, Marcelo Martínez de Giorgi. Tanto el magistrado como el fiscal Gerardo Pollicita plantearon que todo lo debería investigar Capuchetti, porque son dos caras de los mismos hechos. Pero la Cámara M dijo que no. 

A once meses de que los nervios traicionaran a Sabag, que el proyectil no entró en la recámara porque accionó mal la corredera y eso salvó a la vicepresidenta, la justicia simula investigar. Mientras tanto, los que movieron los hilos detrás de la escena están tranquilos en sus casas viendo el tiempo pasar. Y los soldaditos que mandaron a la cancha se vuelven a agrandar y amenazan otra vez. 

Fuente: Página/12. Link. Imagen: Sputnik.

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