Carlos Raimundi desmenuza los objetivos del ataque judicial y mediático a Lula.

La condena en primera instancia al ex presidente Lula, que además ostenta el mayor liderazgo popular de Brasil, persigue tres objetivos convergentes y funcionales a la ofensiva neoliberal sobre nuestra región.

El primero es encumbrar públicamente a figuras del poder judicial como el mediático juez Sergio Moro, como supuestos custodios de la probidad democrática, cuando su verdadera función es ser parte inherente de los modelos de ajuste en vigencia.

El segundo es demonizar la figura de Lula para impedir que sea electo Presidente, y que Brasil retome así la senda del desarrollo, promoción de sus trabajadores y trabajadoras e inclusión social.

El tercer objetivo, en medio de los escándalos de corrupción que comprometen a buena parte de los legisladores y al presidente de facto Michel Temer, es generalizar una imagen negativa de la política que iguale a todos sus referentes, de modo que ninguno de ellos, es decir, que todo el arco político por igual, esté inhabilitado para ofrecer una alternativa creíble.

Y allanar así el camino para la continuidad del brutal ajuste de los poderes económicos sobre el pueblo brasileño, que se expresa -entre otras medidas- en la enmienda constitucional que impide elevar por 20 años la inversión en salud y educación, y en la reciente reforma laboral que arrasa con los derechos elementales de las y los trabajadores y sus organizaciones sindicales.

Imagen: www.telesurtv.net.

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