Roberto Mero (*)

Si la escasa diferencia hubiese sido contra Cambiemos, los macristas ya hubiesen salido a la calle dispuestos a todo. Pero si el resultado es a favor de Scioli, la recomendación es un silencio vergonzante en los medios, anuncios de aceptación en nombre de una supuesta «paz social», comodidad sospechosa de esperar la vuelta de Cristina para 2019.

 

Cacareando sobre un palo, como un gallo mañanero, la banda de Mauricio Macri debe observar con curiosidad la pasividad que le dará el título de Presidente. Le funcionó el golpe mediático montado por Clarín. Le funcionó el pánico provocado dentro del Gobierno. Y le funcionó también la apabullante soledad de un Pueblo que parece aceptar que le hayan birlado la victoria por un jueguito de planillas que lo estarían dando vencedor a Scioli por un 0,4%. Pongámoslo en claro: si esa diferencia hubiese sido contra Cambiemos, los macristas ya hubiesen salido a la calle dispuestos a todo. Pero la diferencia es a favor de Scioli, recomendándose un silencio vergonzante en los medios, anuncios de aceptación aberrantes en nombre de la «paz social», comodidad sospechosa de esperar la vuelta de Cristina para 2019. A casita y a soportar en la vergüenza, en suma. ¡Ilusiones del viejo y de la vieja, como cantaba Gardel! No haber defendido el voto le abre al macrismo la confianza de poder desplegar la ilegalidad sin que nadie se mueva. No haber puesto en claro quién ganó o quién perdió, le permite a Macri aplicar a rajatabla el plan sedicioso contra la Constitución: ganar el poder por arrebato, disolver el Congreso y el Senado de un plumazo e intervenir las provincias peronistas rebeldes que no se le sometan. Las «ondas de paz y amor», los eructos educados sobre que «el amor vence al odio» y otras extravagancias nos ponen ante el dilema de respetar una elección trucha y un Presidente ilegítimo, y aceptar que quizá (hasta que no se aclare) Daniel Scioli fue enviado al muere en una elección que ya estaba arreglada de antemano. El presidente Illia jamás pudo sacudirse de los hombros haber asumido el poder con un 23% con el peronismo proscripto. Macri no está en condiciones de asumir. Y si lo hace, gobernará desde el debilitado escenario de la trampa.

Vanas ilusiones del té con masas

Explicable después de esta larga batalla angustiante, el cansancio de muchos compañeros y compañeras reclama paz, amor, ternuras, manos en el corazón o despedidas de soltera a la compañera Cristina. Critica despiadadamente la convocatoria de Hebe de Bonafini. Exige que no se entre en confrontación abierta con el macrismo. Olvidados parecen los doce años de sedición y de insultos, de hostigamiento y de gorilismo, de Lanata y Longobardi, de Noticias y Clarín. Olvidado el golpe mediático del 22 de noviembre por la noche, adjudicándose una victoria que la justicia electoral aún no ha refrendado. ¿Volver a casa bancándose un fraude potencial y que Macri siga tirando fruta y ensalada como si fuésemos carneros? Por cierto, el combate por la democracia incluye el coraje de hacer respetar los mecanismos democráticos. ¿Es más cómodo irse a casita con la sensación del deber cumplido? ¿»Chau Cris, hasta el 2019″? ¿Y por qué no los Reyes Magos? Las vanas ilusiones de preservan los avances del Proyecto se confrontan aquí a la tentación de la espera, comiendo té con masas. Da para telenovela, pero no para Patria. Da para lagrimita, pero no da para lucha. Al parecer en las urnas venció el Amor, pero el Odio truchó los resultados. ¿Me quedo mirando la tele, regando las plantas, haciendo fiestitas?

Fraude: La alegre esperanza del avestruz

¿Es pecado llamar gato al gato, perro al perro y fraude a un fraude? ¿Es delito de lesa Patria el reclamar que los mecanismos democráticos y legales sean respetados y que las instituciones no sufran un golpe por arrebato? La incertidumbre sobre los datos finales del escrutinio hablan a las clara de un sospechoso vacío que nada tiene de psicosis complotista. Un fiscal del Frente Para la Victoria, Daniel Kozigian, reveló las atrocidades cometidas en cientos de mesas, desaparición de votos, firmas truchas, sufragios fantasmas. Ante esas denuncias, que se deben presentar ante la CNE desde el lunes, algunos bravos compañeros se dedicaron a la campaña de desprestigio contra el denunciante, a sospechar, a parlotear sobre las declaraciones (por demás endebles y rarísimas) de Tullio, que ya desapareció de los radares. No es crimen señalar que el fraude debe ser aclarado (si lo hubo) y quienes fueron los responsables. No es complot anunciar que la violación de las leyes del comicio auguran otras aún más siniestras. ¿Por qué no apelar a las instituciones internacionales, a los veedores de actos democráticos en la ONU o la OEA? ¿O solo el FpV debe mostrar que fue honesto en las PASO? ¿Puede un poder hacerse del poder si subsiste una duda? ¿Por qué tanto apremio por aceptar lo que quizá no haya que aceptar, por ilegal? La alegre esperanza del avestruz de no ser fusilada porque tiene la cabeza en el pocito es una muy débil defensa para su culo al aire.

¿Quién le teme al recuento de votos?

Estoy dispuesto a perder, si he perdido. No si me dicen que perdí, como si fuese un bobalicón horrorizado, y me la banque. Estoy dispuesto a pensar que quienes dijeron el 22 de noviembre por la noche que la diferencia entre Macri y Scioli era de un 9%, ahora se equivoquen como se equivocaron. Pongo mi corazón en juego que el Gobierno tembló ante la televisión, al ver semejante paliza. Pero el circo dura demasiado, el silencio en este caso no es salud y tarde o temprano se descubrirá la verdad de lo sucedido. Ya será tarde. No para pelearla contra un proyecto de capitalismo salvaje. No para hacerle frente a la miseria que se anuncia. Será tarde para evitar que pase un delito por la garganta, una vez que se descubra que todo fue una cruel fantochada de golpe mediático. ¿Por qué del Sel cayó en el recuento de votos? Porque los votos se recontaron. ¿Por qué Macri continúa bajo el título de «Presidente electo» y es recibido por el protocolo oficial, que no puede ignorar que la truchada y la infamia no le otorgan ese título? ¿No querían entrar en el Primer Mundo? ¡Pues, entremos! Que se investigue como se debe, urna por urna, voto por voto la legitimidad de los resultados del 22. Y damos vuelta la página. O alguien tiene miedo de abrir la caja de Pandora y advertir que no era tan victorioso el chancho, como lo pintan. Si alguna vez se sabrá toda la verdad, que esa verdad sea develada ahora.

La provocación de la verdad

La rara marejada de displicencia, de llamados a la calma y a evitar provocaciones tienen ese raro tufillo de enterrar a un vivo diciendo que está muerto para que se deje de joder con sus reclamos. Mirar para otro lado, hacerse el distraído, levantar alto la bandera de las despedidas melancólicas. U organizar rifas, o concursos de puteadas esperando los retornos. Un tango me suena. Aquel que dice: «De tu país ya no se vuelve/ ni con el yuyo verde/ del perdón». Parece que en algunos bravos compañeros ponerle el cascabel al gato se transformaría en una provocación al perro. Que decir que Mauricio Macri está procesado puede atraernos las iras de sus partidarios. Que afirmar que su aliada Pando y La Nación pueden sentirse molestos si Hebe de Bonafini vuelve a la ronda de la Plaza de Mayo y planta la bandera de la dignidad que nunca abandonó. ¿Cosa rara, no? ¿O acaso nos han convencido con su maniobra infame que son todopoderosos? O tal vez nos sigan convenciendo que la impunidad de sus mentiras se transforma en verdad por arte de magia. Dentro de «convencer» encontramos la palabra «vencer». ¿Han vencido por maniobras truchas y ahora son dueños de la verdad revelada? ¿Es provocar poner en claro que la lucha que fue retornará porque venció una vez y vencerá de nuevo? No sirve para nada barrer bajo la alfombra las cenizas de la abuela. La verdad es siempre provocación ante la estafa. Sayo que tendrán que ponerse quienes la cometieron o dejaron que se cometiese. Duro destino les espera en la Historia a quienes trucaron la voluntad del pueblo y ahora reclaman el delicado silencio de los cementerios.

*Periodista y escritor argentino en París, Francia. http://latinoamericapiensa.com/

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