Los grupos de tareas prohijados por el grupo Clarín y el macrismo hostigaron y aplicaron acción directa para bloquear una investigación que los exponía por sus amedrentamientos en redes sociales.

Amenazas, hackeos, intimidación mediática para que no se hable de la derecha

Periodistas feministas atacadas por investigar La Reacción Conservadora

Desde el domingo, el sitio web de la investigación no puede leerse después de una maniobra informática. Primero en redes sociales y después en los medios masivos, les autores del trabajo fueron atacados, y desde la nueva derecha las acusaron de hacer «listas negras». ¿Por qué la actuación pública de estas personas no puede difundirse? ¿De estas derechas no se puede hablar?

Por Sonia Tessa

Censurar, eliminar, hackear. La Reacción Conservadora hizo lo que sabe. Desde el domingo a la tarde, nadie puede saber exactamente qué dice la investigación realizada por seis periodistas. El sitio www.lareaccionconservadora.net fue dada de baja, al menos temporariamente. Al mismo tiempo, la Reacción llevó adelante lo que aprendió más recientemente: apropiarse de la retórica de los derechos humanos para atacar esa investigación periodística, acusándola de hacer “listas negras” y, al mismo tiempo, instalando el hashtag “Gestapo” para situarse como el sujeto perseguido. “Persiguen a quienes piensan distinto”, fue el latiguillo utilizado para cuestionar –incluso con un comunicado de Juntos por el Cambio—un trabajo periodístico que hoy sólo puede conocerse -parcialmente- a través de las notas publicadas en Página/12 y en Eldiarioar. Es decir que nadie puede leerlo y así, discutir o ponderar su calidad. 

El festín –según cuenta la misma investigación, los jóvenes libertarios “se divierten” provocando– pasó de las redes sociales a los medios masivos de comunicación, donde Jorge Lanata, Eduardo Feinmann y Viviana Canosa volvieron a señalar a los feminismos como el enemigo. Situar a quienes pugnan por ampliar derechos como “autoritarias” es una de las estrategias discursivas de estos grupos: malversan la potencia del movimiento social emancipador al convertirlo en un imaginario aparato “poderoso” que instala la “corrección política”. Y allí salen sus hashtags enarbolando una supuesta libertad que es en realidad defensa de los privilegios.

Les autores de la investigación son Ingrid Beck, Soledad Vallejos, Florencia Alcaraz, Paula Rodríguez, Paula Hernández y Juan Elman. Trabajaron más de un año para mostrar cómo funcionan las nuevas derechas, o alt-right, tal la denominación del fenómeno en Estados Unidos. El punto discutido -incluso por periodistas que se ubican en el espacio progresista- es la realización de un mapa de relaciones entre distintas cuentas de redes sociales y las fichas de las personas que encabezan esta reacción. ¿Está bien nombrarles y poner su foto? Esa discusión quedó clausurada cuando la investigación cayó como consecuencia de un ataque informático. “Están persiguiendo a quienes piensan distinto”, argumentan. Y soslayan que el trabajo fue silenciado, los datos personales de las periodistas fueron publicados como incitación a pasar al acto, hubo amenazas telefónicas y linchamiento en redes. De ese modo, quienes no pueden expresarse, mostrar su investigación, participar de la conversación pública, son quienes hicieron “La Reacción Conservadora”.

Por otro lado, ¿no se trata de eso el periodismo? De develar conexiones, establecer relaciones, encontrar marcos y contar las trayectorias de figuras con actuación pública. Es decir, de mostrar el mapa completo. Poner nombres y apellidos, explicar un contexto, mostrar vínculos, son actividades cotidianas de les periodistas.

Lista negra o mapa de conexiones

El tan mentado mapa de relaciones se hizo en base a la interacción en redes sociales. Natalia Aruguete es, junto a Ernesto Calvo, autora del libro Fake news, trolls y otros encantos, donde analizan el estado del debate público en tiempos de hashtags. “Si vos te ubicas en el lugar del afectado, hay aspectos que son muy resonantes, y pueden activar muy fácilmente: hablar de listas negras, de Gestapo, de persecución, es algo que nos prende fácilmente, de un lado o del otro. Porque finalmente, uno se identifica con el afectado. La identificación que hacemos los lectores de esta situación también la encuadramos identitariamente. Nosotros nos identificamos con uno u otro y estas identificaciones son ideológicas, son afectivas y son partidarias, en términos amplios, mucho más en un escenario de tremenda polarización, donde el multipartidismo quedó encausado en dos grandes coaliciones”, plantea Aruguete sobre lo ocurrido a partir de la publicación, el domingo pasado. “Cuando nosotros identificamos las estrategias tanto de fake news, de campañas negativas o cualquier otro tipo de violencias, identificamos una serie de actores en redes sociales que pueden ser trolls no verificados, pueden ser también usuarios institucionales, que son trolls también. Cuando identificamos eso lo llamamos coordinación, porque ahí hay una estrategia de coordinación”, sigue argumentando sobre cómo funcionan estas acciones en redes sociales, donde la polarización se convierte en combate (verbal).

Para Aruguete, “lo interesante es que pareciera que los interpela esta sistematización, que da como resultado un agrupamiento, producto de una congruencia cognitiva y afectiva. Una de las cosas que a mí me parece interesante, más allá de ir a la defensa o no defensa de quienes son atacadas, sino parándome desde el estudio meramente, es que este resultado no solamente da cuenta de la congruencia entre esos actores, lo que da como resultado es un ejemplo de lo que significan en este momento los realineamientos propios de lo que llamamos la polarización afectiva o las mudanzas que vuelven las polarizaciones mucho más consolidadas”. 

Quienes se dedican a analizar este momento del debate público, ven “un fuerte realineamiento de distintos tipos de atributos que nos identifican. Entonces, vos te identificás con un partido más conservador, y además tenés una posición frente a la vacuna, frente a los derechos civiles o concretamente la interrupción voluntaria del embarazo, frente a las corrientes migratorias. Todo eso hace que quienes pertenecen a una comunidad estén identificados por muchos atributos. Esto es lo que vuelve mucho más fuerte el contorno del grupo interno. Pasa que sus miembros se identifican entre sí y sienten odio o sienten enojo hacia todos aquellos que no piensan como ellos, porque en realidad lo que perciben es una situación de amenaza”.

Así, Aruguete cree que “el grupo que se siente afectado o se dice sentir afectado, reacciona nominándose a sí mismo como tal y eso forma parte del mismo folclore, de que todo lo otro es una amenaza”. En ese punto, recuerda que “los nombres publicados son de figuras públicas. La diferencia de este mapa es que sistematiza todos esos vínculos y expresiones y las coherencias y congruencias entre esas expresiones. Eso puede llamar la atención”. Considera que “es difícil discutir contra algo, donde te dicen que es una lista negra cuando hiciste un mapa de conexiones”.

La derecha mete miedo

En la Cartografía argumentativa de los sectores fundamentalistas/ conservadores, escrito por Victoria Pedrido en colaboración con María Alicia Gutiérrez y el apoyo de FUSA, se describe que la Alt-Right “a través de sus producciones y mensajes deprecian políticas e iconos feministas: el uso de lenguaje inclusivo, el pañuelo verde, y se ocupan de ridiculizar en las redes a activistas y seguidores. Su acción comunicativa hegemónica es el discurso del odio a través de diversas modalidades”.

Una de las muchas que se expresó en twitter -y luego en su programa Segurola y La Habana, por FutuRock- fue Julia Mengolini. “Quiero bancar a los colegas a cargo de la investigación #LaReaccionConservadora. Si los responsables de su publicación no insisten en que vuelva a estar disponible para ser leída, la derecha argentina habrá sembrado un preocupante antecedente: sobre ellos no podemos hablar”, escribió en 280 caracteres.

Más tarde, abundó ante la pregunta de Las12. “El objetivo más claro de este ataque es impedir que circule la información de sus operaciones, pero hay otro objetivo, que me parece que es muy preocupante, más preocupante incluso a largo plazo, que es el de disciplinar y quebrar a quienes se atrevieron a echar un vistazo al funcionamiento de esta derecha alternativa y no sólo eso, sino a quienes pudieran pretender en un futuro hacer lo mismo. En este sentido, creo que es un correctivo muy ejemplificador, porque el ataque no solamente fue dirigido a los autores de la investigación, sino a quienes osamos defenderlos. Entonces, creo que es meter miedo de modo que no solamente los nombres propios y autores de esa nota, sino cualquiera que pueda pretender en un futuro hablar de ellos tiene que callarse la boca porque sabe lo que le puede llegar a pasar”, consideró Mengolini.

Para la creadora de FutuRock, el argumento de quienes atacaron la investigación es “simplemente cínico”. “Que los acusen de hacer listas quienes históricamente hicieron listas, bueno. Que te corra por izquierda la derecha, es simplemente cínico y me parece que no hay que caer en esa trampa. Que te corran por perseguir aquellos medios que se la pasan haciendo notas del tipo ‘quién es quién en la Cámpora’, ‘quién es este’, ‘quién es el otro’. Que el principal partido político de la oposición te acuse de hacer listas con una lista, es más que cínico, es el colmo y me parece que hay que hacer este diagnóstico para no caer en la trampa”, consideró Mengolini, y planteó que “no te puede correr por izquierda el mismo partido político que cuando fue gobierno se dedicó a espiar sistemáticamente con el aparato del estado a los propios y los ajenos. Me parece que no corresponde”. 

El tema de las listas, tan discutido, es también motivo de análisis. “Las listas son un problema cuando las confecciona el estado, cuando McCarthy hace una lista, cuando Videla hace una lista. cuando implican una prohibición concreta, ‘la lista de los que no vamos a contratar nunca’, por ejemplo. Decir ‘estas personas militan con estas ideas y lo hacen de este modo’ no es hacer una lista negra. No se está marcando desde un aparato estatal con un determinado objetivo. Esa es la definición de una lista negra. Hay que empezar a separar la paja del trigo, porque algunos compañeros progresistas se comieron el verso de la persecución”, siguió Mengolini su argumentación.

Según la narrativa que se instaló a partir del domingo, es grave dejar al descubierto quiénes y cómo avanzan contra los derechos. Personas que tienen actuación pública, aunque no lo es tanto su modus operandi. Lo que no perdonan es que queden en evidencia su coordinación, actuación y objetivos políticos.

Rodear de solidaridad: no es espionaje, es periodismo

Al mismo tiempo que el tema escalaba, más de 700 personas firmaron una solicitada para apoyar al equipo periodístico. «Nos preocupa porque son atacadas incluso por periodistas del prime-time televisivo y radial por hacer su trabajo. Estamos viviendo una crisis del periodismo, cuyo oficio se ve tironeado por las operaciones de empresas de medios, cuyos contenidos muchas veces no cuentan con rigor informativo y sí con intereses corporativos. En este contexto, seis periodistas llevaron adelante una investigación con los recursos del periodismo de datos y la finalidad de democratizar la información sobre un movimiento relativamente nuevo en el país, que recurre a estrategias políticas también novedosas”, dice la solicitada, y puntualiza “la diferencia entre vigilancia y datos abiertos». Por eso, piden que se evite caer «en la reproducción del marco que estas ideologías de derecha le dan a la investigación». «No son listas, es un sociograma; no es espionaje, es periodismo; no está hecho desde el Estado, sino desde el oficio de investigar”, afirman.

También desde el Sindicato de Prensa de Buenos Aires (Sipreba) y la Federación Argentina de Trabajadores de Prensa (Fatpren), se pronunciaron. “Nos parece que no cabe otra actitud que la solidaridad ante estas agresiones, agresiones que sufrieron los periodistas que hicieron la investigación, pero también muchas personas que republicaron la nota o manifestaron una posición para difundir la investigación periodística y fueron agredidos de forma brutal y masiva en las redes, lo que demuestra que estos ataques son algo organizado”, expresó Tomás Eliaschev, secretario de Derechos Humanos de Sipreba. También subrayó que muchos de los repudios vinieron de las comisiones internas de distintos medios, como La Nación. En ese diario se publicó una nota titulada: “’Lista negra’: amplio repudio a un informe que expone datos privados de ‘conservadores’», pero lxs trabajadores organizadxs tomaron otro camino. También las comisiones internas de Página 12, TN Y Canal 13 (donde trabaja Marina Abiuso, atacada por replicar la investigación) manifestaron su repudio. “Como cada vez que una trabajadora o un trabajador de prensa ha sido agredido, nuestro rol sindical es defender la libertad de expresión. Si no somos las propias trabajadoras y trabajadores quienes defendemos la libertad de expresión, nadie lo va a hacer en nuestro nombre. Por eso desde las redacciones y las organizaciones sindicales tenemos que defender a nuestras compañeras y rodearlas solidaridad y bregar para que nunca más alguien tenga miedo por realizar una investigación periodística”, subrayó Eliaschev. 

Fuente: Página/12. Link. Imagen: 

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