El grupo que lidera Clarín armó una escena en la que se ve a una despampanante modelo entrando ilegalmente a la cabina de un avión de Aerolíneas. Con ella ataca a Recalde, al gobierno, a la empresa y al Estado.

La derecha expresa su proyecto político en estos actos: su candidato es el proyecto, el de los noventa. Denostar el Estado es premisa necesaria.

Los sectores opositores entran en contradicción cuando afirman tener otro proyecto, uno que no es neoliberal, pero validan cada una de las operaciones de Clarín. Solo por ejemplificar los opositores que dan valor a las operaciones por el caso Nisman, por las supuestas “cuentas de Máximo”, o esta misma, al hacerlo hacen también una profesión de fe neoliberal porque no pueden salir de ese esquema de sustentación. Es sin beneficio de inventario, si usan los métodos destituyentes no pueden aplicar otro programa que el sostiene ese bloque.

El filósofo esloveno Slavoj Zizek recupera historias cinematográficas para pensarlas. Lo hace también con series televisivas. ¿Te acordás Expedientes secretos X? Zizek juega con la frase daba inicio a cada capítulo: “la verdad está afuera”.

Afuera para Mulder y Scully no es necesariamente el mismo afuera que para nosotros. La verdad está ante nuestros ojos.

Basta ver cómo titula Clarín para notar qué hay detrás: “Recalde se bajó de un programa de TV tras el escándalo de Xipolitakis”. Querés, lo ves, no querés, te engañan o participás del engaño. Ojo, no es partidista, en el oficialismo también hay más de uno que silba mirando el cielo.

No es la primera vez que Clarín está relacionado con operaciones de inteligencia.

Cuando al mando de Guillermo Moreno, funcionarios públicos pudieron ingresar al edificio de Papel Prensa descubrieron que en el séptimo piso funcionaba una “agencia de inteligencia” propia del grupo Clarín.

¿Cómo operaba?

Rastreaba todos los consumos y propiedades de jueces y funcionarios. Cuando detectaba un consumo o patrimonio incompatible con los ingresos, al funcionario lo llamaba un “periodista de Clarín”. Le decía: tenemos “tal información”, nosotros creemos que no es correcta, ¿Ud. es honesto? El supuesto periodista fingía creer la respuesta afirmativa y el juez o funcionario sabía que no podía tomar ninguna decisión contra Clarín porque ese día salía su patrimonio sospechoso en todos los medios. ¿Seguirá pasando? Ponele la firma.

Otra revelación, en este caso a partir de una investigación periodística, fue que Clarín tenía contratada una agencia de publicidad, Carlos Souto, para que un grupo de telemarketers escribieran en los sitios web, diarios electrónicos, llamaran a radios y televisoras, para dar mensajes agresivos contra el gobierno nacional.

Carlos Pagni, periodista de La Nación y flamante incorporación de TN (Clarín) está procesado junto a Bautista Yofre y otros por espionaje electrónico.

No está demás recordar el procesamiento a “Fino” Palacios, jefe de la policía de Macri, por encubrimiento en la causa AMIA y por escuchas telefónicas en las que el mismo Macri fue procesado.

El método de esta ocasión, mandar la chica a seducir el objetivo, es muy parecido a los que se hicieron públicos en diciembre del año pasado cuando la presidenta cambió la conducción de la Secretaría de Inteligencia.

Antonio Stiuso lideraba un esquema que dividía el trabajo. Una de las partes era el agente Raúl Martins quien regenteaba prostíbulos. Quienes caían en sus redes eran luego extorsionados por gente de Stiuso.

Un mecanismo muy parecido al utilizado ahora.

Stiuso saltó “a la fama” con el caso Nisman. Curiosamente la otra gran operación de Clarín.

¿Trabajarán juntos Magnetto y Stiuso?

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