Como si fuera un castigo bíblico el radicalismo oficial no sólo debe ordenarse tras la derecha rancia del estanciero Mauricio Macri sino soportar las burlas de Elisa Carrió.

Ante la mirada aprobatoria de Ernesto Sánz, Elisa Carrió en el marco de un “agradecimiento” le espetó: “yo no estoy ahí (en la UCR), gracias a Dios, para dominarlos desde afuera”. El piropo envenenado sólo puede causar beneplácito en un espíritu confundido. La sonrisa amplia del presidente de la UCR causa desconcierto.

No es la primera de la catarata de humillaciones a la UCR. Apenas conocido el acuerdo con Macri, éste salió a aclarar que “ningún cogobierno”, en lo que fue un misil directo a los vuelos de Ernesto Sánz que eligió como compañero de fórmula un chico “brillante” para hacer los palotes en su inserción en un hipotético gabinete.

Estas humillaciones coronan, cual parábola bíblica, el camino de defecciones del partido que siendo fundador de YPF se opuso a reestatizarla, siendo opositor a las AFJP se opuso a su renacionalización y optó por ponerse a disposición de la estrategia golpista de Magnetto, el mismo autor de la salida indecorosa de Alfonsín. “Ud. ya es un obstáculo” le respondió el gerente de Clarín al pedido desesperado de Alfonsín de mínima prudencia. Sánz y su gente decidió que esos son sus principales aliados.

En un camino plagado de desorientación y claudicaciones el radicalismo oficial no deja de sorprender en su capacidad de soportar estoicamente desplantes, burlas y agresiones sin reaccionar. Distinta podría ser la actitud de los cuadros militantes que por seguir el camino señalado por Ernesto Sánz no podrán votar ningún radical en la fórmula presidencial desde que Hipólito Yrigoyen ganara las primeras elecciones libres.

¿Vuelve la abstención revolucionaria?

La abstención revolucionaria fue la estrategia ordenada por Yrigoyen para combatir al régimen “falaz y descreído”. No participarían de las elecciones y persistirían en el camino revolucionario. Sí, revolución armada.

Hasta aquellos años hay que remontarse para no encontrar ningún radical en la fórmula presidencial.

Informantes confiables afirman, en estricto off the record, que la falta de un radical en la fórmula presidencial no estaría vinculada con el retorno de la lucha armada.

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