¿Tiene el macrismo “know how” para producir una avalancha y desmanes?

Veamos.

Macri llegó a jefe de gobierno de la Ciudad de Buenos Aires producto de vacío político que devino del juicio político a Aníbal Ibarra. Luego de la tragedia de Cromañón, la Legislatura porteña destituyó al entonces jefe de gobierno. El proceso fortaleció las chances de Macri, que finalmente se impuso en las elecciones siguientes.

Trece años después, Macri seguía utilizando políticamente el hecho. Ver aquí.

Quizá debiéramos revisar con nuevas miradas aquella tragedia.

Debate Mendoza recogió el testimonio de Carlos Heller según el cual Macri fue a verlo para contarle que necesitaba la presidencia de Boca para su proyecto político.

Eso fue antes de 1995. Y ya vislumbraba un camino para doce años después convertirse en jefe de gobierno. ¿No podríamos hoy, tener nuevas hipótesis sobre intereses en producir Cromañón, a la luz de estos nuevos hechos?

La experiencia de Macri en la gestión pública no estuvo exenta de hechos análogos.

En 2010 el boliche Beara se derrumbó dejando dos muertos y veinticinco heridos.

Claro que la cobertura mediática de la que siempre gozó Macri le evitó pasar mayores apuros.

Más recientemente el desastre de Costa Salguero, Time Warp, dejó cinco muertes en una orgía de pastillas en el búnker en que el PRO realiza los cierres de campaña (que además es estatal y está concesionado a una alta dirigente de esa fuerza, la legisladora Carmen Polledo). Ver.

La fiesta “del Peque” que terminó con la muerte de Yésica Uscamayta, desatendida con desprecio por Peque García, organizador de fiestas ilegales de fin de año, contó con la complicidad necesaria de Julio Garro, intendente macrista de La Plata. Peque García es (o era) tesorero del PRO de La Plata, reconocido dealer de droga de la noche platense. Tiene múltiples fotos con Macri, Carrió y Vidal. Mirá acá.

A propósito, seguimos sin saber si ya encontraron a Peque García. Se profugó y parece que Bullrich y Vidal no ponen demasiado empeño en buscarlo.

Esto sin contar el incendio intencional de Iron Mountain en Barracas en que murieron diez bomberos y hubo complicidad directa del macrismo. El apologista de la dictadura, Gómez Centurión, hoy a cargo de la Aduana, tuvo participación directa en el encubrimiento del incendio.

Con medios hegemónicos y jueces benévolos estos hechos suelen olvidarse o pasar desapercibidos.

¿Tiene Macri posibilidad de armar una patota para producir una avalancha?

Si uno dice “avalancha” es muy fácil evocar un estadio de fútbol. De hecho, es posible ver avalanchas, más limitadas, todos los días de partido en las tribunas populares.

¿Tiene Macri amigos en la barra?

Vaya que sí.

Mirá éste:

Sólo uno (o dos) de los barras al servicio macrista

Pero estas armas del macrismo son sólo contando los activos de su fuerza política. No incluye ni los agentes de la SIDE que han puesto a operar contra los argentinos, ni los policías de civil, ni otro tipo de punteros que han incorporado.

Es muy fácil desmadrar un recital del Indio. Todos los anteriores no salieron de curso porque, por convicción ideológica, Indio apeló siempre a que somos humanos y no hienas traidoras. Y la tribu del Indio siempre respetó ese código.

Cincuenta lúmpenes de una barra brava perfectamente pudren cualquier recital.

Si algo sabemos de Macri es que cuenta con los servicios de mucho más que cincuenta lúmpenes de una barra brava. Y no que no tiene límites éticos de ningún tipo.

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