Mirtha Legrand, símbolo de la dictadura, no se da cuenta que llegó la democracia. Una muestra de que nuestra democracia debe profundizarse. No alcanza señalar las mentiras que uno a uno van diciendo Legrand, Lanata, Castro, Bonelli, Leuco y tantos más. El guión tras bambalinas es el de la corporación que jaquea la democracia.

Son periodistas o conductores, televisivos, radiales, gráficos. Son conocidos. Dicen barbaridades, juegan fichas políticas. Con todo derecho pero también con un filón artero. Se paran como “independientes”.

La última gran boutade de la Legrand, “que este gobierno es una dictadura”, deja varias moralejas. Por si hace falta decirlo, es una mentira, una alevosa mentira. Pero resulta curiosa en boca de una de las caras culturales de la dictadura más macabra de nuestra historia.

¿Qué muestra con su frase Legrand? Que parte de la derecha argentina no se banca la democracia. Si las cosas no son como ellos quieren están dispuestos a legitimar cualquier método. Para darle esa legitimidad necesitan presentar la situación como “excepcional”. Ellos son democráticos, hay métodos a los que normalmente no apelarían, pero estas son condiciones excepcionales (hay una dictadura), entonces cualquier cosa vale.

Entre muchos otros Stolbizer y Felipe Solá no se exponen ellos mismos a una afirmación tan falaz pero alientan estas expresiones.

El problema no es qué diga Legrand, como tampoco Lanata, Leuco, Castro, Bonelli y tantos más. Ellos que digan lo que quieran. ¿Dicen lo que quieren?

Vaya a saber … da la casualidad que lo que dice cada uno de ellos, que se repite hasta el infinito en cada uno de los medios de Clarín y en otros medios que replican a Clarín es el guión de Magnetto, un relato perverso consistente en erosionar un gobierno hasta hacer ingobernable el país. La legitimidad se la da este conjunto de “excepcionalidades” que les hacen decir (o dicen de motu propio) sus periodistas estrella.

Cuando criticamos a la diva o a los otros mentirosos no podemos olvidar al menos tres cosas:

  • Que “las estrellas” pueden decir lo que quieran, el problema no son ellos, es el grupo Clarín que hace replicar estas tonterías hasta el infinito. Para ello, por distintas razones, cuentan con la colaboración de otros medios.
  • Que “las estrellas” pueden decir lo que quieran e impactar porque nosotros no podemos decir lo que queremos. Hay una censura implícita e ilegal en la concentración mediática. No estaría mal regular temas como derecho a réplica para estas corporaciones que de periodismo tienen poco y nada. No está demás recordar que Clarín usa patrimonio público cuando emite por televisión, radio o cable, que usufructúa una concesión.
  • Que hay jueces y funcionarios que no están cumpliendo con la enjundia necesaria la tarea de tutelar los derechos de las mayorías a la comunicación social.

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