El benigno trato de la prensa hegemónica a las boutades de Carrió no deben confundirnos. Que sea un lastre electoral no merma su poder de daño. Su función es provocar incidentes como la investigación trucha urdida con Lanata. Que ahora declare que “voy a ser liquidada” puede leerse como la preparación de un incidente.

Carrió lo sabe hace tiempo, su suerte está atada a Magnetto. Por eso es capaz de llorar en el set e imputarle –como no hace ningún otro- “aunque ustedes no me elijan, yo voy a estar”. Eran los días del amor de Clarín con Sergio Massa.

La función de Carrió es ser el mejor alfil de ese poder y ese poder no la quiere para ganar la elección pero todos saben que es muy útil para producir un incidente. Una denuncia, una “investigación”, un “hallazgo” o fabricar una situación. “Me amenazaron”, “si gana Aníbal me liquidan”, son anuncios de la preparación del incidente.

El grupo Clarín está excitado con el circuito Nisman. Llegaron a la conclusión de que con lo único que pueden entrarle al gobierno es con “plantarle un muerto”. Por eso los dichos de Carrió deben atenderse con sumo cuidado. Así como prepararon la escena de Nisman, con una falsa denuncia, con presiones de las diputadas Alonso y Bullrich, de fluidos contactos con la MOSSAD y la CIA, con Stiuso jugando con ellos; así como prepararon aquél escenario que les funcionó, no es raro que estén enturbiando el ambiente y preparando operaciones de este tipo por estas fechas.

Carrió anunció que se toma unos días en Estados Unidos y vuelve. Hay que estar muy atentos a lo que hace, ella y Magnetto. En todo el continente los gobiernos progresistas están siendo atacados con mecanismos de golpe blando. En Salvador la derecha de ARENA usa las “maras” para golpear, en Venezuela la Exxon busca un incidente internacional, en Ecuador usan a los indígenas para buscar el retorno de la derecha, en Brasil el hostigamiento a Dilma es increíble. Argentina no es la excepción.

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