Por: Héctor Eduardo Garófoli

Mi vieja es una jubilada

toda su vida laburo sin parar,

toda su vida.

Nadie se atreva

a tocar a mi vieja

porque mi vieja

es lo más grande que hay.

(Pappo Napolitano)

Parecería que, para la Corte Suprema de Justicia de la Nación (CSJN), solo se trata de una joda para Marcelo Tinelli, pero en realidad es una declaración de guerra.

Los abyectos supremos siguen haciendo monadas, esta vez contra la sustentabilidad de los recursos de la ANSES, es decir, contra nuestros jubilados y pensionados, contra nuestras jubiladas y pensionadas, contra nuestros abuelos y abuelas, contra mi vieja, contra tu vieja, contra los derechos de los destinatarios de la Asignación Universal por Hijo, o sea, contra nuestros niños y nuestras niñas, y mucho más.

Esta semana, precisamente después del aparente triunfo de Macri en las elecciones del domingo 22 de noviembre (el escrutinio definitivo aún no ha finalizado), la Corte ha empezado a hacer el trabajo sucio para el futuro gobierno, generando las condiciones para el proyecto de exclusión social que tanto anhela, liberando al futuro presidente de la necesidad de tomar algunas decisiones antipopulares.

¿Qué hizo?

Emitió un fallo por el cual le impide al Estado Nacional seguir reteniendo el 15 por ciento de la coparticipación federal para financiar a la Administración Nacional de la Seguridad Social (Anses) en los casos de Santa Fe, San Luis y Córdoba.

¿Qué implica esa decisión?

Según el director ejecutivo de la Anses, Diego Bossio, el fallo de la Corte generará un déficit estructural en la Anses. No contar con el 15% de los recursos coparticipables entregados en el año 92 implica dejar de percibir 1 de cada 6 pesos y eso tiene un efecto en jubilaciones y AUH. El fallo de la Corte Suprema, que obliga a pagar más de 80.000 millones de pesos por deducciones del 15% de coparticipación federal para pagar jubilaciones, va a desfinanciar a la Anses. Los fallos hay que cumplirlos, pero acá hay seis millones de jubilados, 1,5 millones de pensiones no contributivas, hay 3,5 millones de chicos que cobran la Asignación Universal por Hijo, casi cuatro millones de chicos que cobran el salario familiar, y me parece que es importante que esos derechos se cumplan en tiempo y forma como lo estamos haciendo, indicó Bossio.

El fallo del máximo tribunal abre la puerta para que el resto de las provincias hagan idéntico reclamo que las tres beneficiadas en primera instancia, pudiendo llevar el total de lo reclamado a 400.000 millones de pesos.

Por esa razón, Aníbal Fernández advirtió este miércoles que «lo que hace la Corte es mandar a la quiebra a la seguridad social», ya que esas retenciones implican un fondo solidario que financia el pago de jubilaciones y pensiones y su movilidad.

Según aseveró el jefe de Gabinete, el Estado Nacional «a corto plazo no va a poder pagar a tiempo las jubilaciones y pensiones» porque el futuro gobierno «no tendrá el dinero para garantizar el flujo todos los meses».

Según el periodista Tomás Lukin, de Página12,  el nuevo panorama impactaría, en el mediano plazo, sobre la movilidad de los haberes jubilatorios, ya que una parte de la fórmula utilizada depende de la evolución de los recursos tributarios del sistema.

La decisión de los supremos no está exenta de contradicciones. En efecto, mientras por una parte dicta un fallo que desfinancia a la ANSES, al mismo tiempo dificulta el pago de las sentencias judiciales promovidas por la propia Corte Suprema. Además, se reducirá la base de cálculo para la actualización de septiembre y todas las sucesivas correspondientes a la movilidad jubilatoria.

En definitiva, es la CSJN la que ha sentado las bases del deterioro del poder adquisitivo de las jubilaciones y pensiones.

El desprecio por la vida y el bienestar de nuestros mayores y de nuestros niños y niñas por parte de los ministros de la Corte, Ricardo Lorenzetti, Carlos Fayt y Juan Carlos Maqueda, no es ninguna joda, es una crueldad infinita, es decididamente una declaración de guerra. Se han metido exactamente con lo más valioso de la vida de cualquier ser humano: el bienestar de nuestras familias. Han tocado a mi vieja, a tu vieja, a tu viejo, a tu abuela, a tu abuelo, a millones de niñas y niños de mi país, de tu país. Y, sí, no me queda otra. Estoy en pie de guerra. Han traspasado todos los límites y lo seguirán haciendo si no damos una respuesta.

Si los argentinos queremos una Justicia verdaderamente justa, humanitaria y democrática, tenemos que hacérselo saber a esos infrahumanos integrantes de la Corte. Pero no con comunicados ni micrófonos, sino en la puerta de la CSJN, mediante repetidas y multitudinarias movilizaciones populares, exigiendo la inmediata democratización del Poder Judicial, hasta que lo consigamos.

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