Por Gustavo Bassin*

Nadie duda de la importancia de la Educación en cualquier sociedad organizada. Ahora bien, quizá por esa razón, nada se discute tanto como “la educación pública” y el lugar que en ella ocupan los “educadores”.

Hay una pléyade de “opinadores”, siempre los hubo, por ende no es errado suponer que siempre los habrá. No está mal que eso ocurra, siempre y cuando se tenga presente que en varias ocasiones cruciales de nuestra Historia, han sido precisamente los docentes quienes, motu propio y haciéndose cargo de su tarea, se han puesto “la política” al hombro mas allá de las escuelas y las aulas.

Así, en plena Dictadura Lanussista y bajo el gobierno del Ingeniero Gabrielli en Mendoza, un 4 de abril de 1972, bajo el lema “no pague la luz”, miles de docentes de la provincia salieron a la calle movilizando a Casa de Gobierno protestando por el excesivo aumento de tarifas y por un incremento salarial siempre postergado. La consecuencia de esa violenta jornada, amén de los heridos, la mayoría trabajadores de la Educación, fue la renuncia del Gobernador –de facto- y el fin de la pretensión del tarifazo. Esa protesta fue popularizada como el “Mendozazo”.

Pasando por alto la larga y oscura noche del Proceso en la que muchos maestros y profesores entregaron su vida, en la década del 80, en 1988 para ser precisos, una “Marcha Blanca” multitudinaria y federal, develó la necesidad irrevocable de revisar el anquilosado sistema educativo que opacaba la Democracia conquistada y procuró la merecida valoración de los trabajadores de la Educación de todo el país.

La década siguiente, la neoliberal del menemato, dio a luz a la fenomenal “Carpa Blanca” de los 572 días de ayuno de docentes argentinos de todas las provincias y que fuera televisado para el mundo entero, siendo hoy unos de los hitos más importantes en la Historia de la Educación, no solo argentina sino  universal, como ejemplo de entrega y lucha por el financiamiento educativo y contra una ley contraria a los intereses de la Nación, su grandeza y la felicidad de su pueblo.

Con lo sucintamente expuesto, solo se propicia la verdad inocultable de que l@s educador@s argentin@s tenemos Historia de Luchas que no siempre salen a “la luz” cuando se opina –y gobierna- sobre nuestra tarea.

*Gustavo Bassin es Prof. de Enseñanza Media y Superior en Historia, Especialista en la Ens. de las Cs. Sociales, Secretario General SUTE San Martin.

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