Por Aída Galán Guajardo*
“Los  espejos están llenos de gente.
Los invisibles nos ven.
Los olvidados nos recuerdan.
Cuando nos vemos, los vemos.
Cuando nos vamos, ¿se van?
Eduardo Galeano. “Espejos”.

 

La historia oficial se ha encargado de esconder, borrar y tergiversar, durante años, la participación de sectores populares en la gesta Revolucionaria de Mayo. Así quedaron afuera de los relatos los pueblos originarios de toda América, las mujeres y los negros. Sectores que lideraron rebeliones y revoluciones a todo lo largo del continente durante la dominación colonial y que además significaron el más valioso aporte e influencia a la Revolución del Río de la Plata de 1810. En este ocultamiento se apoyan aquellas corrientes historiográficas que adjudican la lucha libertaria exclusivamente a sucesos europeos o directamente negando que este hecho haya sido una verdadera revolución.

La crisis del sistema colonial español a fines del siglo XVIII y comienzos del XIX con el fracaso de las Reformas Borbónicas aceleró un proceso que desembocó en las luchas por la independencia en la mayoría de las regiones dominadas por la corona española. En este contexto se desencadena la Rebelión de Túpac Amaru en 1781. Este cacique mestizo, descendiente de los emperadores Incas lideró el levantamiento que estalló en la provincia de Tinta, donde dispuso la prohibición de la mita del Potosí, la libertad de los esclavos, abolió todos los impuestos y el repartimiento de la mano de obra en todas sus formas. La rebelión se extendió al sur del Perú y a los territorios Aymaraes, de donde provino otro líder, Túpac Katari. En estas luchas participan con un protagonismo central Micaela Bastidas, Bartolina Sise y Teresa Quispe entre otras tantas mujeres originarias, quienes fueron brutalmente perseguidas y asesinadas junto a sus hombres y descendencia.

Las mujeres originarias jugaron un importante papel en estas luchas, acciones e ideas necesarias de rescatar del olvido, teniendo en cuenta además que para la “academia” los desarrollos en historia de género continúan siendo marginales, aún más la mujer de los pueblos originarios. En Mendoza existen escasos trabajos al respecto, ocultando que en esta provincia durante 300 años las mujeres y hombres pehuenches resistieron y dieron batalla al despojo de sus tierras y destrucción que significó la conquista española y luego el genocidio llevado adelante por Roca y Rufino Ortega al servicio de grandes terratenientes. Tal el caso de la Cacique  María Josefa Roco que en 1807 tras una elocuente participación en un parlamento indio, logra resistir el desalojo de sus tierras en el actual Departamento de San Rabel. Rescatar esta particularidad es importante ya que los Pehuenches del sur además tenían un importante desarrollo comercial con el control exclusivo de los pasos cordilleranos a Chile, cuestión de utilidad reconocida años después por el General San Martín quien realiza un acuerdo con “sus paisanos indios” para obtener información y ayuda en su gesta libertaria.

Así también las mujeres criollas y mestizas estuvieron presentes en innumerables rebeliones como en la defensa de Buenos Aires durante las invasiones inglesas, tal el caso de Manuela Pedraza “La tucumanesa” premiada con el grado de Alférez, por Liniers por haber matado a un soldado inglés; o Martina Céspedes quien fue nombrada Sargento Mayor por haber apresado a un general y 12 soldados ingleses.

Sin dudas el siglo XIX se despertaba en nuestra América con una serie de levantamientos y revoluciones, en su gran mayoría protagonizadas por sectores largamente explotados por el régimen colonial español, pero no solamente español. Francia había colonizado la pequeña y distante isla de Haití, sus tierras ricas en diversidad biológica fueron condenadas al monocultivo y con ello el empobrecimiento natural, económico y social. Tras la matanza generalizada de sus poblaciones nativas en los inicios tempranos de la conquista, fue “repoblada” por esclavos negros traídos de África; hacia 1790 vivían en ella medio millón de personas: 90% eran esclavos africanos y sus descendientes nacidos en la colonia; 5% esclavos libertos; y el 5% restante, propietarios blancos de las plantaciones y autoridades de la isla, nacidos en Francia.  Desde entonces Haití se convirtió en  la principal colonia productora de Francia, produciendo el 60% del café y el 75% de azúcar que se consumía en Europa, pero de su gran riqueza solo se beneficiaban unos 50.000 colonos blancos y nos los 500.000 esclavos negros que la producían.

Luego de la Revolución Francesa, un grupo de libertos presionó al gobierno Haitiano para que sancionara una ley que les otorgara la libertad e iguales derechos que la minoría blanca de la población. Las autoridades francesas desconociendo al gobierno surgido de la Revolución Francesa, en 1791 encarcelaron y ejecutaron a los líderes de los esclavos. Ante esto, libertos y esclavos se unieron y dieron comienzo a una revolución. Las autoridades iniciaron una represión, de la que participaron, a partir de 1802, tropas enviadas desde la metrópolis francesa, las que a los largo de 2 años combatieron con las fuerzas revolucionarias, hasta que finalmente fueron derrotadas. El nuevo gobierno revolucionario declaró la independencia e inmediatamente dictó una constitución que adoptó para Haití la forma republicana de gobierno y declaró la abolición de la esclavitud, también se procedió a despojar de sus propiedades a los franceses. Fue la primera revolución racial anticolonial y la única rebelión de esclavos que desembocó en un Estado soberano.

*La autora es Profesora de Historia y Psicóloga social.

Una Respuesta

  1. martino cruz

    Norte argentino. Año 1765, la expulsión de los jesuitas significó un duro golpe al nivel educativo. En tanto que los indios, mestizos, mulatos y negros estaban destinados a la servidumbre y al trabajo: en las minas, en la recolección de frutas, hojas, cañas, sembrado…, para enriquecer a la corona, a su soberana, a su empresa, a la colonia, a su dios el dinero. Su propósito fue saquear los recursos naturales, eliminar a sus moradores, mediante la contaminación, sin educación ni salud y el traslado a otros lugares. Hoy son los excluidos sin el reconocimiento de sus derechos ni leyes que lo amparen .No hay dignidad humana que valga. Valora la dignidad del trabajo, en blanco, el hombre como un objeto, para lograr un fin. Gobierna por decretos, veta cuando cree que es conveniente, Hasta, se mofan con la inconstitucionalidad al ingreso…Es decir que no cumplen con los pactos, acuerdos… firmados y plasmados en la Constitución Nacional. Entonces es necesario defender los derechos adquiridos formando Estados de principio Federal.

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