Por: Virtudes Della Santa

Generalmente preferimos no ser reducidos a números ni estadísticas ni pensarnos en una escala ajena a la personalización. Es como un último ejercicio de rebeldía contra los esquemas neoliberales, que tan afectos son a la deshumanización.

Pero el caso es particular y viene bien expresarlo en números.

El 24 de marzo de 1976 se instaló en nuestro país la más cruda de las 6 dictaduras militares que desde 1930 asolaron nuestro país y que gobernaron unos 27 años contando el período de la década infame. Aún antes del golpe de estado, la Triple A, cuyo jefe político era el Ministro de Bienestar Social de Perón, José López Rega, ejecutó, persiguió y amenazó a cientos de militantes populares antes de la caída de Isabel Perón, y después se integró a los grupos de tareas del Terrorismo de Estado que implementó la dictadura.

A un año del golpe militar, en marzo de 1977, Rodolfo Walsh que había fundado ANCLA, una agencia de noticias en la clandestinidad, e iba con los despojos de organización que aún quedaban recogiendo la información posible, y la imposible también, de la magnitud de la represión política en Argentina, publicaba una carta donde daba cuenta de “Quince mil desaparecidos, diez mil presos, cuatro mil muertos, decenas de miles de desterrados son la cifra desnuda de ese terror. … Más de siete mil recursos de hábeas corpus han sido contestados negativamente este último año. En otros miles de casos de desaparición el recurso ni siquiera se ha presentado porque se conoce de antemano su inutilidad o porque no se encuentra abogado que ose presentarlo después que los cincuenta o sesenta que lo hacían fueron a su turno secuestrados”. Y vaticinaba desde esa lucidez inclaudicable: “estos hechos, que sacuden la conciencia del mundo civilizado, no son sin embargo los que mayores sufrimientos han traído al pueblo argentino ni las peores violaciones de los derechos humanos en que ustedes incurren. En la política económica de ese gobierno debe buscarse no sólo la explicación de sus crímenes sino una atrocidad mayor que castiga a millones de seres humanos con la miseria planificada”.

Cuando dejaba esa carta a la Junta Militar, que nunca fue publicada por los medios, cómplices de los crímenes y beneficiarios de los negocios de la dictadura, Walsh fue interceptado por un grupo de tareas con el que se enfrentó con una 22. Herido y agonizante fue llevado a los dominios del Tigre Acosta, del Angel Rubio, Alfredo Astiz y del Almirante Emilio Massera.

Allí estuvo también secuestrado Conrado Gómez, mientras Jorge Rádice y Francis Whamond, entre otros, perpetraban la apropiación de los bienes de Gómez, Omar Massera Pincolini y Victorio Cerrutti, con la complicidad de civiles escribanos y abogados de nuestra provincia y se quedaban con los terrenos del Barrio Privado Will – Ri y la llamada Casa Grande de Chacras de Coria, hoy restituida y a un paso de ser un espacio de Memoria, Verdad y Justicia.

En ese marco, el 9 de diciembre de 1977, en una noche calurosa, fueron secuestrados de la vivienda de Luzuriaga 84 de Villa Marini, que alquilaban, Walter Hernán Domínguez y su esposa, Gladys Cristina Castro, embarazada de 6 meses. Los jóvenes de 22 y 24 años, militaban en un pequeño partido político, el Partido Comunista Marxista Leninista, una escisión de Vanguardia Comunista, que fue arrasado por el “Operativo Escoba” en todo el país. Sus compañeros habían empezado a ser secuestrados en diciembre de 1976, cuando fue detenido Jorge Becerra, llevado al D2 donde fue salvajamente torturado. Estuvo cuatro años preso, y logró salir en 1980 al exterior, lamentablemente falleció en 2006. Su hermana Violeta también fue secuestrada y torturada en enero de 1977, abandonada en un descampado pudo llegar a la casa de sus padres por sus propios medios. Elsa del Carmen, fue secuestrada en Buenos Aires en enero de 1978, y continúa desaparecida. Elsa Issa de Becerra, la madre de todos ellos, fue muchos años presidenta de la Asociación Madres de Plaza de Mayo de Mendoza, que hoy conduce María Assoff de Domínguez, la abuela de la nieta 117.

El 6 de diciembre fue secuestrado Alberto Jamilis, junto a Néstor Carzollio, Nélida Tissone, el matrimonio compuesto por Adriana Campos y Antonio Alcaraz y su pequeño hijo, Martín (luego abandonado en la puerta de la casa de su abuela), Jorge del Carmen Fonseca y Rodolfo Vera; este último hijo de Agustina Corvalán de Vera, también integrante de la Asociación Madres de Plaza de Mayo.

La saga continuó en Mar del Plata donde los sobrevientes de este grupo fueron a refugiarse y de donde fueron secuestradas María Cristina D´Amico, María Elena Farrando, Silvia Roncoroni, sus dos pequeñas hijas, y Cristina Greco, embarazada, cuyo bebé nacería en la ESMA.

El hermano de Walter, Osiris, se escondió, hasta que pudo salir al exterior; los hermanos de Rodolfo, Carlos y Oscar, consiguieron esconderse un tiempo, pero fueron finalmente detenidos y estuvieron años presos, tras haber sido llevados al D2 donde fueron torturados e interrogados.

Ese mismo D2 que este sábado 12 de setiembre será entregado a los organismos de los derechos humanos de Mendoza, tras un largo reclamo para convertir a ese lugar, el mayor Centro Clandestino de Detención de la provincia, en un espacio para la Memoria, la Verdad y la Justicia.

El jueves  27 de agosto, Estela de Carlotto, llamó a María, para darle la noticia “María encontramos a tu nieta”, habían pasado 38 años, es la nieta 117. Todos y todas la estábamos esperando. Hoy su nombre no es importante, lo importante, es que ella, ya sabe quién es.

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