Macri y Larreta proveyeron la noche del martes 23 abundantes cascotes y elementos contundentes en Congreso para provocar violencia en el reclamo contra el presupuesto del hambre. Al día siguiente mandaron infiltrados a completar el trabajo.

La provocación

El operativo oficial de inseguridad: escombros, piedras, containers, tambores y latas en torno del Congreso

Por El Cohete a la Luna

En vísperas de la concentración convocada por organizaciones sociales y sindicales para oponerse a la aprobación del presupuesto del FMI, las plazas y calles aledañas al Congreso de la Nación se llenaron de elementos contundentes, como una invitación a degenerar la manifestación en un caos. Desde hace 30 años, los servicios de informaciones de distintos gobiernos pudren las movilizaciones masivas con pequeños focos de violencia y vandalismo, como la quema de la sastrería Modart en 1988 luego de un acto de Saúl Ubaldini en la Plaza de Mayo en el que cuestionó la política económica del primer gobierno postdictatorial. Eso se repitió durante los años del menemismo, con el propósito de desviar la atención hacia esos incidentes y que no se concentrara en la magnitud del repudio a las políticas del presidente y su ministro Domingo Cavallo. En los primeros años del macrismo se observó la misma técnica, que se ponía en práctica luego de la desconcentración, con redadas policiales que detenían a personas que se alejaban del lugar de las movilizaciones. Luego la justicia las liberaba por falta de pruebas, pero esto servía como intimidación.

El martes, la ministra de Seguridad Patricia Bullrich denunció que un presunto grupo anarquista,  ‘Lxs Solidarixs‘, había instigado en Facebook a prender fuego al Congreso. Y al mismo tiempo las calles próximas al Congreso se llenaron de containers con cascotes, bolsas con piedras, ladrillos y todo tipo de escombros, con los que el gobierno se propone acusar de violentos a los manifestantes pacíficos que se oponen a la sanción del presupuesto del FMI. Las fotos que aquí se publican fueron tomadas por transeúntes intrigados con sus telefonitos. Ni la policía ni las autoridades municipales hicieron nada para retirar esos elementos.

También durante el estreno de la película de Tristán Bauer sobre Santiago Maldonado, presuntos grupos anarquistas atacaron el teatro Ateneo. Dos de ellos fueron capturados por los asistentes, pero recibieron ayuda para escapar.

Otra prueba de la infiltración del gobierno terrorista

Fuente e imagen: El cohete a la luna. Link

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