La historia de Marcela y Felipe Noble Herrera podría ser perfectamente el argumento de un culebrón. Bebés apropiados en la dictadura llevan el apellido de un padre que nunca tuvieron.

En la bibliografía disponible sobre la historia del grupo Clarín, por ejemplo, Clarín, una historia de Martín Sivak o el documental Clarín, un invento argentino de los hermanos Blaustein y Ari Lijalad, puede rastrearse los antecedentes del caso los hijos de Ernestina Herrera.

Inverosímiles historias de bebés abandonados en la puerta, documentación adulterada, jueces amigos de Clarín (¿te suena?), configuran una parte del caso, la que tiene que ver con la apropiación en sí, que, a pesar de lo que diga Arroyo Salgado, no está cerrada.

Igualmente importante en sus implicancias políticas es entender la trama tras estas apropiaciones.

¿Por qué Marcela y Felipe que habrían nacido los años 1976 y 1977 llevan el apellido Noble?

Roberto Noble, el creador del emporio Clarín murió en 1969. Estos “hijos” nacieron ocho años después.

El problema era la herencia de Roberto Noble. Su hija biológica, Lupita, podría reclamar (y de hecho reclamaba) derechos sobre el diario a través de su madre. El reclamo aún en vida de Noble era una preocupación central de la conducción del medio. En realidad, Noble se casó con Ernestina, también por la sucesión. En 1968 y luego de un ACV el gran tema interno en Clarín era asegurar la conducción del diario. A finales del 68 concreta el casamiento y al año siguiente fallece, pero ese casamiento permitió al desarrollismo continuar al mando.

La disputa con la hija de Noble terminó de resolverse en un acuerdo económico y los dos infantes fueron parte de la artillería fáctica y legal para inclinar la balanza hacia el bloque de poder que manejaba el diario por entonces.

“Defender” la propiedad era un problema político de primera magnitud.

Clarín, que esos años era un diario y no un multimedios, era controlado por el M.I.D (Movimiento de Integración y Desarrollo), específicamente Rogelio Frigerio (abuelo del actual ministro). Frigerio fue un gran apoyo al dictador Videla al tiempo que tenía una disputa al interior del poder con José A. Martínez de Hoz pues le discutía el mando de economía.

Los tiempos de la apropiación de Marcela y Felipe son los de las torturas para quedarse con Papel Prensa, operación que forjó una intimidad entre la dictadura y Clarín. Por ejemplo, Héctor Magnetto se reunía con quien comandaba la patota de torturadores a Lidia Papaleo de Graiver sistemáticamente los días previos a cada sesión de tortura que realizaban para que terminara de firmar los papeles de la cesión de la papelera.

¿No es, entonces, una hipótesis probable, verosímil, que dado que Ernestina necesitaba sacar de competencia a Lupita por la herencia haya pedido a la dictadura que “consigan unos chicos”?

Desde ya que es mucho más factible que la versión de Ernestina que afirma que tocaron timbre y estaba el bebé en una canastita. Historia que está comprobada como falsa.

Los informes negativos del Banco Nacional de Datos Genéticos no descartan el hecho que sean hijos de desaparecidos. Lo que hace es afirmar que no son hijos de ninguna de las muestras actualmente existentes. Hay muchos desaparecidos cuya sangre no está disponible para ser comparada.

Pero aunque no fueran hijos de desaparecidos por razones políticas pueden haber sido secuestrados de sus padres biológicos por motivos sociales, pueden tejerse mil historias posibles.

Ernestina Herrera (de Noble) y Héctor Magnetto esconden una verdad más al pueblo argentino. Liberarnos del cepo que esta gente le pone a la verdad nos hará más libres.

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