Lanata dedicó el Martín Fierro a Héctor Magnetto y sus socios. Es la confesión de la operación golpista para erosionar el gobierno de Cristina. Muestra a las claras que no fue el afán investigador de un periodista el eje de ese proyecto, sino la estrategia destituyente y violenta. El discurso genocida que usó Clarín para proteger la dictadura es el que le hacen decir a Lanata.

La pregunta que la dirigencia política no contesta, de manera irresponsable y cómplice, es ¿quién se hace cargo de la violencia que generan los medios de Magnetto?

La gravedad del problema no impide ver que:

  • Magnetto le compra el premio. Se lo merece, hizo su trabajo.
  • A Magnetto, que ha cultivado su bajo perfil de monje negro, no le debe hacer ni pizca de gracia que lo mencione en el atril.
  • No es de descartar que la mención sea un “vuelto”, en código mafioso, de Lanata al grupo mediático por haber levantado su programa, el de “los inteligentes”. El mensaje: nada de tirarme ahora como usado.

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