Las declaraciones de Alberto Fernández sobre la comunicación como negocio actualiza la Carta de presentación de la revista Papel Obra de marzo de 2016.

La comunicación no es un negocio*

Aunque te entrampen con discursos que parecen responder a la lógica de la sociedad capitalista, no, la comunicación no es un negocio.

Por supuesto, un proyecto comunicacional requiere ingresos para pagar los insumos, la materia prima, el trabajo de su gente, el trabajo de los proveedores, los distribuidores, los asociados. Hace falta que entre plata, si no, no es sustentable.

Incluso un proyecto comunicacional, puede ser, en sí mismo rentable y generar ganancias a sus propietarios. Aun así, la comunicación no es un negocio.

Argentina tiene una tradición explícita al respecto.

El 7 de junio se celebra el día del periodista en homenaje a la fundación de “La Gaceta de Buenos Aires” por Mariano Moreno. No era un negocio, era un proyecto emancipador.

No todos los proyectos son emancipadores.

Cuando Roberto Noble fundó el diario que hasta hoy sigue amordazando la democracia argentina, Clarín, no lo hizo para ganar plata, aunque ganó fortunas. Lo hizo para convertirse en presidente de la Argentina. Cuando se dio cuenta que él no podría serlo pensó que pondría al presidente y que ese hombre sería Rogelio Frigerio. Tampoco lo consiguió. Sus herederos en el negocio son más ambiciosos aun. No tienen un candidato a presidente, pretenden tenerlos a todos. Generan las condiciones para que nadie pueda acceder a la presidencia sin su beneplácito.

Todo es posible, superaron cualquier límite. A un enemigo político pueden imputarle la muerte de un fiscal o un triple crimen. ¿Quién podría ganar una elección si el grupo que reúne el 60% de todo lo que se ve, lee o escucha dice todo el día que es un asesino/a?

Ganan fortunas, y aun cuando lo hicieran con ese objetivo como principal, no hacen sólo eso, además, construyen mundos. Y desde el conjunto de la población esto es más importante. Forman matrices de opinión, instalan valores, dan forma a la sociedad. Son capaces de juntar cientos de miles de personas en las calles con objetivos políticos. Y paradójicamente como si lo hicieran desde fuera de la política.

Desde hace unos años la democracia argentina consiguió tocar este hueso. Si esto no es dicho, no hay democracia. Hay sí, un desfile de caras, todas iguales en el fondo.

Pocos, además de nosotros, lamentablemente, estamos en condiciones de decir: “la comunicación no es un negocio”. Argentina necesita que seamos más. A eso venimos.

Imagen: AM990 Formosa.
*Revista Papel Obra. Nº1. Mendoza, Argentina, marzo 2016.

Hacer Comentario

Su dirección de correo electrónico no será publicada.