Debate Mendoza viene advirtiendo que la tarea de persecución política del gobierno macrista tiene elementos comunes con el terrorismo de estado. La censura, los despidos, la persecución judicial con causas armadas, la violencia simbólica ha dado paso al uso de patotas.

Se vio en el ataque a Tiempo Argentino, en aprietes sucesivos (DM dio cuenta del accidente simulada a Liliana Costa, ver), el ataque a una casa de la familia Kirchner, los balazos y ataques locales kirchneristas.

Ayer, Cynthia García y Guillermo Moreno, ambos identificados con la referencia política de Cristina fueron robados “misteriosamente”.

Magnetto, que es un experto en grupos de tareas, responde con un cinismo fabuloso. Por un lado revictimiza a las víctimas pasando el metamensaje “los kirchneristas decían que la inseguridad era una ‘sensación’, probaron de su propia medicina”. La falacia parte de la falsedad del antecedente pero eso no es óbice para que Clarín siga machacando con mentiras. Por otro lado, pone en tapa la desclasificación de archivos de la dictadura por parte de Estados Unidos intentando apropiarse ellos, con Macri, de banderas de los luchadores contra la dictadura. Ellos, Macri y Magnetto, fueron la dictadura, ni siquiera fueron observadores imparciales, no digamos contrincantes, fueron el corazón la obra pública y la prensa de la dictadura.

A la escalada se suma un supuesto “escrache” a Martín Sabbatella. El macrismo hace un acting de repudio popular al kirchnerismo pero cada vez le quedan menos soldados. Los atacantes fueron dos funcionarios del PRO. El ministro de justicia presentó como repudio a la agresión lo que fue una arenga macartista muy PRO. Garavano agita la patota.

Luego de sacarnos la comida de la mesa, mancillar el honor de la Patria humillándonos con el imperio y dejarnos sin trabajo, el macrismo amenaza dejarnos sin paz. Parece un capricho demasiado ambicioso para que se salgan con la suya.

Imagen aportada por Silvia Ariza

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