Continuamos con el debate de los Medios Públicos. Hoy conversamos con el Dr. Ernesto Espeche, Director de Radio Nacional Mendoza. A través de una extensa y profunda charla, pionera en esta discusión, recorremos cuestiones vinculadas a la política, la comunicación y lo público.

DM: ¿Cómo afecta la concentración mediática a la política en general?

EE: De manera directa. Mientras mayor concentración mediática, menor autonomía del poder político respecto del poder económico. Desde los noventa a medida que se concentraban los medios, la vida política iba de a poco perdiendo sustancia, subordinándose a los medios de comunicación. Parecía una verdad indiscutible que un dirigente político que no pasaba por las pantallas de televisión no existía.

Cuando hablamos de concentración mediática nos referimos a una de las facetas del poder económico. Se produjo una especie de maridaje extorsivo: el poder político garantizaba las medidas que necesitaba el poder económico y se aseguraba así el acceso a las pantallas que necesitaba para legitimarse. En ese maridaje hay una relación de poder, el poder económico subordinó claramente a la política.

Con Néstor y Cristina Kirchner se empezó un camino inverso, no sólo con la Ley de Medios sino con el corrimiento de la agenda que propone el poder económico respecto de la agenda de las políticas de Estado.

DM: ¿Qué rol puede jugar el sistema de medios públicos en este diagnóstico?

EE: En los noventa el sistema de medios públicos jugó un rol regresivo. Jugó a sostener ese esquema. Los medios públicos se fueron achicando como todas las empresas públicas. Fueron relegados a áreas que no eran cubiertas por el sector privado. Una empresa pública no podía competir con una privada sino que tenía que ir a cubrir aquellos lugares donde no iba la empresa privada porque no era rentable. Donde sí era rentable, donde sí se producía el negocio la televisión y radio públicas ocupaban un rol absolutamente secundario y relegado. En ese marco teníamos a Gerardo Sofovich al frente de la Televisión Pública y a Julio Marbiz como director de la Radio Pública, ése era el esquema.

Con la política de medios de los últimos años y básicamente con la autonomía de la política respecto de las corporaciones, el medio público pasa a ocupar otro rol. Ya no es una herramienta para tapar los baches que deja la gestión privada sino que ocupa un lugar en el debate que pone en el centro de la escena lo público como valor fundamental. Resignificar la idea de lo público tiene mucho que ver con lo hecho en los últimos años. Este es el primer caso de política pública en que se revaloriza la idea de lo público desde la gestión de los medios no privados.

Esos medios públicos son los primeros en salir a dar una batalla cultural importantísima, junto con los medios comunitarios y populares, en establecer una mirada sobre la comunicación en tanto un derecho humano, en discutir las lógicas de los valores de la comunicación privada, en cuestionar la subordinación de la política a las corporaciones. Desde los medios públicos nació un proceso de resistencia contra la comunicación dominante. Cuando el poder económico resiste a través de los “tanques mediáticos” los medios públicos fueron fundamentales para construir un contradiscurso y poner blanco sobre negro cuáles eran los intereses que hablaban en nombre de la “verdad universal” pero que resistían los valores democráticos.

DM: Es grande o chico el sistema actual de medios públicos?

EE: Es grande, no es acabado ni tiene la dimensión definitiva que debe tener. Eso tiene que ver con el momento histórico. Es un sistema grande si lo comparamos con lo que teníamos en otro momento. Es un reflejo del proyecto de país que se viene construyendo en cada etapa. Es siempre la resultante de la relación Estado – Sociedad – Mercado que se da en cada época.

Hoy tenemos una red de radios públicas con 49 emisoras en todo el país, todas tienen programación local, producen contenidos locales, no son meras repetidoras de Buenos Aires. Se insertan con nuevas tecnologías, en el debate político de cada uno de sus lugares. Igual falta mucho.

Además hay un común denominador que si uno mira la TV pública, escucha la radio pública, ve Canal Encuentro o mira Paka Paka reconoce una misma identidad. No un discurso único, una misma identidad. Uno reconoce a un medio público cuando lo escucha. No por un discurso oficialista, sino por poner en valor determinadas ideas, determinadas concepciones del país. Hay un sistema de medios públicos para poder ir en este camino. Incluso por las estéticas se puede reconocer los medios públicos.

DM: ¿El sistema de medios públicos está bien articulado? ¿Puede mejorar su articulación?

EE: Está bien articulado, siempre hay que mejorar. Venimos trabajando mucho en eso, trabajando la articulación entre las distintas emisoras. Tenemos mucho debate entre los directores de las radios de cada lugar. Hay una organización que abarca todos los medios públicos, incluso la televisión digital abierta.

Por supuesto también hay un acompañamiento de la puesta en valor técnica y edilicia en cada uno de los casos. Las radios estaban destruidas y había poca capacidad para producir contenidos por falta de personal, y se ha hecho un trabajo muy bueno a partir de la gestión de Tristán Bauer. Aunque todavía tenemos deudas pendientes respecto de la articulación. Sin embargo hasta hace cinco años los directores no se conocían la cara. Hoy discutimos en conjunto. Estamos mucho más en relación.

El dato que verifica esto es que la Radio Pública es la primera fuente de sí misma. Si sucede algo en Formosa, lo primero que hace Mendoza es llamar a Radio Nacional Formosa. O al revés. Después consultaremos otras fuentes, también es nuestra tarea.

DM: Sectores opositores sostienen que los medios públicos se usan para hacer propaganda, te pido una reflexión sobre el pluralismo.

EE: Voy a poner nombre y apellido porque no quiero que quede en el aire. La Senadora Laura Montero, actualmente candidata a vicegobernadora de la provincia, ha dicho muchísimas veces en el ámbito parlamentario que los medios públicos sólo dan voz a quienes piensan como piensa el gobierno nacional. De ninguna manera esto es así. Aquí han tenido y tienen espacio para poder hablar, son fuentes consultadas distintas personalidades que no han comulgado y que no comulgan con las políticas de gobierno.

La línea de la radio, o de cualquier medio no se define si es oficialista u opositora. Se define a partir de las ideas que defiende y ahí nosotros dejamos bien en claro cuáles son los valores que defendemos. La Radio Pública va a defender la integración latinoamericana, la defensa de los Derechos Humanos, la diversidad cultural, la redistribución de la riqueza, vamos a defender esos valores.

No es que nosotros seamos un medio oficialista y la corporación privada opositor, se llega a eso a partir de la defensa de determinados valores.

Lo de Montero no se puede verificar de ninguna manera, la Radio Pública abre el micrófono mucho más que el medio privado. Ahora, no nos nieguen la posibilidad de tener una línea editorial. Si le vamos a justificar al medio privado la línea editorial por qué vamos a prohibirle lo mismo al medio público. Tenemos la honestidad como medio público de hacerla explícita: nosotros somos esto, el medio privado no me dice eso sino que me dice que habla en nombre de “la objetividad”. De ninguna manera vamos a caer en eso. Creo que desde ahí parte una nueva profesionalización de los medios.

Laura Montero llama a Tristán Bauer a que vaya al Congreso. Tristán Bauer va y ella no está el día que se había acordado. A finales del año pasado. Había pedido una interpelación al presidente de RTA y en el momento que el presidente de RTA va a la Cámara a dar explicaciones sobre la política en los medios públicos no estaba presente.

Una situación muy desprolija. A la hora de la verdad no se sostienen esos discursos “de barricada” que hacen, porque no tenían argumentos seguramente para enfrentar a Tristán Bauer.

Hemos desafiado mil veces a Montero a que venga a la radio pública y no viene. No atiende el teléfono de la Radio Pública. Como no lo atienden varios de los dirigentes opositores. Desde ahí es muy fácil después decir que no te dan espacio.

Tampoco es justo que no se banquen que un medio público tenga una línea editorial. Si lo justifican en una empresa privada no pueden desconocer que un medio público la debe tener también.

La excusa de que los medios públicos viven de “los fondos de todos” no es válida, también los medios privados reciben pauta oficial, buena parte de los ingresos de esos medios provienen de ahí, con lo cual todos los argentinos aportamos a que el sistema de medios privados exista.

DM: ¿Hay una especificidad de los medios públicos?

EE: Tiene que ver con una concepción de la comunicación como Derecho Humano. Me parece que esa es la especificidad. La comunicación no como un negocio sino como un Derecho Humano. Ahora, esto quedó viejo. La Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual plantea que los medios de comunicación social son un servicio público con lo cual esto debería ser para todos igual, más allá de si se obtiene o no una renta, no se puede poner por delante la obtención de la renta por sobre el Derecho Humano a la comunicación. Me parece que hasta el momento no se viene cumpliendo con ese aspecto de la Ley. Algo que ha sido fundamental en el debate de la Ley. Más allá del articulado, desde el punto de vista filosófico quizá lo más relevante es el reconocimiento de la comunicación como un servicio público. Hasta el momento uno mira las corporaciones privadas y sigue viendo mercancía en estado puro.

Y no es una mercancía desprovista de ideología. Con todos sus tipos, novelas, ficción, chimentos, lo que sea, está inmerso en el debate político ideológico.

Aquí se está en deuda con una Ley que es muy rica, que llevará tiempo, que implica cambios culturales, pero que enfrenta una resistencia furibunda del aparato comunicacional privado.

Aún así siguen hablando en nombre de la libertad de expresión, de la “independencia”, si nos hablaran en nombre de los propios sectores a los que representan habríamos avanzado varios casilleros, siguen hablando en nombre de “la verdad” y siguen poniendo a los medios públicos o a quien osa levantar la voz en defensa de una política pública en el lugar de la degradación, del discurso de barricada, del discurso del odio, del discurso meramente militante como si ellos no militaran otro proyecto de país.

DM: ¿Qué te interesa destacar como central del proyecto de comunicación de Radio Nacional Mendoza?

EE: Radio Nacional Mendoza tiene una muy rica historia. Es una radio de las más viejas, LRA 6, fue parida durante el peronismo, en el año ’53. Tiene la impronta de haber nacido en ese contexto de justicia social.

Por muchos años ha sido una radio señera en la cultura y la promoción de la cultura democrática. Aquí nació el Nuevo Cancionero. En esta radio empezaba a tomar forma una manifestación cultural que revolucionó la cultura latinoamericana.

Fue la radio que también sufrió los embates del neoliberalismo. Fue prácticamente olvidada.

Hemos logrado, creo yo, poner a tono la Radio con las necesidades de un medio público en este tiempo. Hemos integrado muy diversas miradas en nuestra programación, con gran preeminencia local. Minorías diversas, desde lo sexual, la temática de los Derechos Humanos, distintos grupos de participación sectorial y territorial, hemos visibilizado agendas que estaban tapadas. Hemos intentado establecer un estándar de calidad, lo que no me parece un dato menor. No sólo había que producir contenidos, había que hacerlo bien, con rigor, con cuidado, con profesionalismo. Un nuevo profesionalismo, desde nuevas reglas.

Hemos crecido también desde el punto de vista tecnológico. La Radio ha recuperado también un Centro Cultural que había quedado en el olvido, con una galería de arte, con un auditorio que funciona todas las semanas, con actividades libres y gratuitas, con el debate político. La Radio Nacional Mendoza tiene un gran logro que es abrirse al debate político. El debate político no es un formato aceptado fácilmente en los medios de comunicación. Aquí hay debate político. Estoy orgulloso que en la radio pública se manifieste el debate de ideas. Nuestros oyentes ayudan y estimulan mucho ese debate. Nos impulsan a no perder la capacidad crítica. A no ser conformistas.

DM: Muchas gracias Ernesto.

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