El engaño de cada día de Macri y los neoliberales toma hoy cara de Uber. La argumentación es la siguiente: ¿por qué limitar la competencia si favorece a los consumidores? Entra el gigante, baja los precios, se queda con todo y cuando tiene todo, cobra precios de monopolio.

¿No aprendimos? Es lo que hicieron los hiper y supermercados. Entran con precios de remate, subsidiados, muchas veces alterando la trama urbana, funden decenas de comercios circundantes y luego cobran precios exorbitantes.

Las víctimas serán miles de taxistas que deberán dejar a Uber la crema del negocio y por supuesto, los usuarios, que una vez construido el monopolio deberán resignarse a sus reglas.

La democratización de la economía, la multiplicación de oferentes, un sector en el que hay muchos trabajadores, propietarios, seguramente es mejor que uno mono u oligopolizado. Esto no entra en el análisis.

Los neoliberales hacen siempre la misma trampa: analizan las cosas como si fueran mercados de competencia perfecta mientras construyen el monopolio. Y después… “a llorar a la iglesia” como decía un pensador argentino.

El argumento de que es “una aplicación” y no estrictamente un prestador, es falso. Quien maneja el insumo estratégico de la cadena se queda con la renta de la cadena. Y ese es Uber, así no tuviera autos propios.

La discusión con autoridades porteñas.

Imagen: Infobae

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