Un ignoto diputado macrista, José Núñez, contagió en el recinto del Congreso. No avisó al médico de la Cámara. Diputados macristas que compartieron con él no quieren hisoparse. Insisten con sesiones presenciales. Se oponen a que funciones las instituciones.

Contagios, condiciones y amparos: la novela de JxC en Diputados

El diputado José Núñez dio positivo, pero su bloque insiste con sesiones presenciales. Invitan a dialogar mientras denuncian en la Justicia.

Por NICOLÁS LANTOS

La cuestión por momentos parece exceder el análisis político para adentrarse en otros campos del conocimiento. De otra manera, resulta difícil de explicar que el mismo día en el que un diputado de Juntos por el Cambio que estuvo presente el martes pasado en el recinto da positivo de coronavirus, poniendo en alerta a todo el bloque y a los trabajadores del Congreso, la cúpula opositora publica un nuevo comunicado exigiendo sesiones presenciales para el tratamiento de proyectos que no cuenten con su beneplácito. En nombre de un supuesto “diálogo para retomar la sensatez política y la cordura institucional”, proponen sentar en sus bancas a casi doscientos legisladores, cuatro veces lo que indica el protocolo que diseñó el director médico de la cámara, Marcelo Halac.

El mismo director médico se enteró a través de las redes sociales de que el santafesino José Núñez había dado positivo seis días después de participar de manera presencial de la última sesión de la cámara. Sólo a partir de que publicó su condición en su cuenta de Twitter el equipo de salud pudo comunicarse con él para trazar un mapa epidemiológico que permita determinar quiénes son los contactos estrechos que pudieron estar expuestos. Un primer análisis detectó a más de treinta, entre legisladores, asesores y empleados del Congreso, pero siguen los esfuerzos para identificar si hubo otras personas en riesgo y hacerles un hisopado. El diputado tuitero se llevó un reto en hoja membretada con la firma de Halac: “La detección precoz de un eventual foco de transmisión exige el mayor de nuestros esfuerzos”.

No es la primera vez que se activa el protocolo en la cámara. Sucedió lo mismo a fines de junio, cuando el diputado Julio Sahad, también de JxC, dio positivo después de participar de forma presencial de una sesión. La historia se repitió el martes pasado. Núñez había asistido al recinto de la cámara de Diputados para exigir sesiones presenciales junto a más de 90 compañeros del interbloque de Juntos por el Cambio. El protocolo desarrollado para el trabajo en la cámara recomienda un máximo de 45 personas en el hemiciclo, habilitando los palcos para duplicar esa capacidad. El interbloque opositor decidió, sin embargo, permanecer en sus bancas, superando largamente el número indicado por los médicos, aunque eligieron no loguearse a la sesión a través del sistema remoto.

A pesar de este nuevo caso de coronavirus, el noveno entre diputados, la oposición insistirá con la necesidad de hacer sesiones presenciales para avanzar en los temas que ellos no consideran aptos para el tratamiento remoto, una distinción que carece de cualquier sustento legal o constitucional: no existen leyes de primera y leyes de segunda. Lo harán mañana, en la reunión de Labor Parlamentaria convocada por el presidente de la cámara, Sergio Massa, con los jefes de todos los bloques. Saben que es una condición que el oficialismo no puede aceptar, por lo que parece más un chantaje o un candado contra la reforma judicial y el impuesto a las grandes fortunas (¿y el Presupuesto 2021?) que a un planteo apuntado a “buscar acuerdos para solucionar los problemas”, como escribieron hoy.

El enésimo comunicado de la mesa nacional de JxC salió un rato después del zoom semanal de cada lunes y esta vez ninguno de los dirigentes de ese espacio podrá quejarse de que el contenido no lo representa porque fue consensuado con presencia de todos los sectores (con excepción del que conduce Emilio Monzó, autoexcluido de esas deliberaciones). El texto, de escaso contacto con la realidad, impugna el funcionamiento del Congreso, alerta por la “gravedad institucional” de cosas que no existen, como “el proyecto de modificación del funcionamiento de la Corte Suprema” y ratifica el rumbo obstruccionista tomado por los interbloques opositores en ambas cámaras. Por supuesto, en el título hablan de diálogo, de sensatez política y de cordura institucional.

Nada invita al consenso tanto como una presentación judicial. Por eso, en simultáneo a la publicación de ese texto, las autoridades del bloque opositor impugnaron ante los Tribunales la sesión de la discordia, incluso poniendo en riesgo la ayuda que se votó para el sector turístico. La primera frase de este párrafo podrá parecer una ironía. No para el cordobés Mario Negri, que esta tarde tuiteó sin ponerse colorado: “Desde Juntos por el Cambio proponemos al Gobierno abrir un espacio de diálogo. Creemos que varias de sus acciones alejan al país de la normalidad institucional. Por esto mismo hoy el interbloque JxC presentó un amparo para defender al Congreso del atropello que sucedió el martes”. Ese será el tono de la propuesta que llevarán mañana a la reunión de Labor.

El oficialismo prepara una contraoferta muy similar a la que había tenido un principio de acuerdo el martes pasado entre los jefes de bloque y que fue rechazada por la oposición después de un cuarto intermedio para consultas. Allí, ofrecerán continuar con la modalidad virtual para el funcionamiento en comisiones y para sesiones con agenda definida. Para los proyectos que JxC no quiere discutir así, habría sesiones de funcionamiento mixto, donde se garantiza un espacio seguro en el recinto a todos los legisladores que deseen participar de manera presencial, pero no obliga a nadie a asistir. Así, todos los opositores que no quieran conectarse de forma remota tendrían una forma segura de participar in situ, pero el oficialismo podría continuar con la modalidad online.

Fuente: El Destape. Link. Imagen: Ámbito.

Hacer Comentario

Su dirección de correo electrónico no será publicada.