Los resultados económicos del segundo mandato de Cristina Fernández fueron muy pobres. El PBI está en el mismo nivel que hace cuatro años. Los volúmenes de exportación retrocedieron diez años. La tasa de inflación coqueteó en 2014 con el 40% anual y retrocedió a 30% de la mano de la “paz de los cementerios”. El Tesoro tendrá este año un déficit primario de 6 puntos del PBI que se financia casi por completo con la “maquinita” del BCRA. El tipo de cambio nominal “casi fijo” va a contramano de las depreciaciones contra el dólar del resto de las monedas. A “8,70”, el mercado cambiario está en rojo y el BCRA debe vender dólares de las reservas. Casi la mitad de las reservas son “prestadas” (tiene como contrapartida un pasivo en dólares).

La máxima aspiración del gobierno es llegar a diciembre con decoro. Requiere que no se produzca antes de tiempo alguna turbulencia que torne menos manejable la transición hasta fin de año. Una turbulencia no significaría que se desatara una crisis terminal pero sí que una o más variables críticas vuelvan a generar zozobra en pleno trance preelectoral (las reservas, el tipo de cambio, la brecha o los precios). No es un escenario a descartar aun cuando falte poco para llegar. Otro elemento que podría complicar una llegada decorosa sería el adelantamiento de un ajuste de variables macroeconómicas en el período entre la elección y el cambio de gobierno. Sería una cobertura de la gente y las empresas ante la expectativa de cambios en la política económica del nuevo gobierno. Por ejemplo, un reacomodamiento anticipado del tipo de cambio y/o de los precios. Paradójicamente, cuanto más decorosamente llegue la economía a diciembre más pesada será la herencia para el gobierno entrante.

Entre un montón de desafíos, la nueva administración tendrá que evaluar: i) qué hacer en el mercado cambiario en función de cuán atrasado llegue el peso, el nivel de reservas en el BCRA y la magnitud de demanda reprimida de divisas (para importar, remitir utilidades, etc.); ii) cómo manejar el atraso tarifario; iii) cómo encarar el descalabro fiscal; iv) cómo corregir la sobre – expansión monetaria; v) cómo lidiar con la fatiga de la gente tras cuatro años de estanflación. Intentar corregir uno puede desacomodar otro. El Presidente que asuma el 10 de diciembre deberá saber inicialmente jugar al Yenga (“a la Gerardo Sofovich”). Es el juego de ir sacando de abajo y colocando arriba las piezas de madera que conforman una torre sin que ésta se derrumbe. La sabiduría consiste en acertar la secuencia de cuál pieza mover primero y cuáles después. La definición clave del próximo gobierno se centrará por un lado en qué secuencia elegir para resolver los problemas. Y además, habrá que definir si serán decisiones tipo shock, graduales o, lo más probable, un mix o shock gradualista.

Mientras tanto, el primer trimestre del año está concluyendo. Primó la tranquilidad cambiaria e inflacionaria aun cuando el BCRA debió vender dólares de las reservas en el mercado cambiario y el BCRA aceleró la expansión monetaria de la mano del mayor déficit fiscal. Por su parte, el nivel de actividad no termina de tocar fondo a pesar de el gasto público sigue batiendo récords. Son contrasentidos que ponen de manifiesto la dificultad de extrapolar la actual tranquilidad al resto del año.

El mercado cambiario oficial del primer trimestre de 2015 muestra un bache del orden de US$ 2.500 M: un superávit comercial muy bajo, casi nulo, versus muy firmes demandas de dólares para atesoramiento y turismo. ¿Cómo se financió el bache? Básicamente, con ventas de dólares de las reservas del BCRA y la pisada de pagos a los importadores, prácticamente en partes iguales. El BCRA apuesta que a partir de fin de marzo suba la oferta de dólares con la venta de la cosecha. A priori, en el segundo trimestre el bache de divisas debería desaparecer y el BCRA comprar algo de dólares y/o reducir la pisada de importaciones. Sin embargo, habrá que monitorear el ritmo al que se venda la cosecha, cómo viene el resto de la exportación y cómo sigue la dolarización de portafolios, cada vez más cerca de la elección.

La política oficial de mover muy poquito el tipo de cambio nominal va a contramano de lo que está ocurriendo en el resto del mundo: las monedas se debilitan contra el dólar. El euro por debajo de 1,1 por dólar y el real por encima de 3 son dos reflejos elocuentes. El peso se apreció nominalmente contra el euro y el real.

Con respecto a lo fiscal, se conoce que en el primer bimestre la recaudación subió alrededor de 28% anual y la emisión para el Tesoro llegó a $ 26 mil millones. Ambos datos anticipan que el déficit fiscal primario del año podría hasta duplicar el rojo de 2014 y lo mismo podría suceder con la emisión de moneda. Para el segundo trimestre, la previsión es que el déficit primario siga aumentando, a pesar de que es el trimestre estacionalmente más fuerte en recaudación. Por lo tanto, en 2015 hasta en el “trimestre de oro” fiscal habrá déficit y emisión de moneda para financiarlo. Es el reflejo del deterioro acelerado.

Por el lado monetario, por más que la absorción de pesos del BCRA no fue poca el financiamiento al Tesoro fue muy grande y entonces la expansión monetaria subió: en octubre del año pasado, era 24% y actualmente araña 30%. Es una expansión que hace subir más rápido los depósitos bancarios pero no se transforma en una mayor expansión del crédito al sector privado. Cuanto más tarde el crédito en recuperar tasas de expansión más firmes, menos impactará la mayor expansión de moneda sobre el consumo y la actividad.

La actividad económica parece estar tocando fondo después de la fuerte caída registrada en la primera mitad del año pasado pero le cuesta. Todavía no está claro que el PBI haya dejado de caer. El primer trimestre de 2015 posiblemente dé una caída leve. El consumo no reaccionó, la inversión cayó y la exportación se desplomó. En el segundo trimestre, el agro puede ayudar a que aparezca un positivito después de varios trimestres negativos o neutros. Pero no sentará precedente hacia delante.

Por el lado de los precios, el primer trimestre fue tranquilo. Enero “sólo” superó el 2% mensual. Febrero dio menos de 1% y marzo dará parecido a enero. La tasa de inflación anual se desaceleró de un pico de 41% en octubre del año pasado al 30% en marzo de este año. A partir de marzo, las comparaciones interanuales serán con meses del año pasado de 2% mensual. Es probable que la inflación anual continúe bajando unos puntitos más, hasta 26 / 28%. A partir del tercer trimestre, la tendencia de la inflación se dirimirá a partir del conflicto entre el desequilibrio fiscal y monetario creciente (que la alimenta), la política cambiaria y tarifaria (que la contiene) y las expectativas a futuro.

Informe completo

*Carlos Melconian, Director. Licenciado en Economía por la Universidad de Buenos Aires y Master en Economía por la Universidad Di Tella.

Se desempeñó en la Gerencia de Investigaciones Económicas y ocupó la Subgerencia del Area Externa del Banco Central de la República Argentina, desde donde participó en las negociaciones vinculadas con la deuda que nuestro país mantiene con organismos multilaterales y bilaterales de crédito y los bancos comerciales.

En Octubre de 1991, luego de desempeñarse como consultor en el sector privado, fundó M&S Consultores, siendo hoy día una de las firmas de consultoría en economía y finanzas más importante de la Argentina.

Como Director de M&S Consultores asesora a las principales empresas e instituciones argentinas y extranjeras en el entendimiento de la realidad económica nacional y regional, en la evaluación de las principales variables fiscales y monetarias, y en la elaboración de escenarios de mediano plazo para la toma de decisiones de inversión. Asimismo, ha liderado estudios y desarrollos macroeconómicos y microeconómicos para empresas e instituciones locales y del exterior.

En Abril de 2002 crea Fundación para el Cambio, una entidad dedicada al estudio de los aspectos que afectan al desenvolvimiento de la economía Argentina y Latinoamericana, confeccionando en los casos que se considere necesario recomendaciones de políticas a aplicar.

También se desempeñó como consultor del Banco Mundial y de Gobiernos de países latinoamericanos. Es autor de numerosos trabajos sobre macroeconomía argentina y sector externo, varios de ellos con el auspicio del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo. Asimismo, ha escrito numerosos artículos en medios de prensa locales sobre temas económicos y financieros.

Melconián es uno de los principales economistas del equipo de Macri aunque no figure en el curriculum que redacta.

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