Nuevos testimonios reflejan cómo el gobierno torturó personas para que acusen a Cristina. Luego de Pérez Corradi, Mariano Martínez Rojas cuenta cómo mandan gente a pegarle. A Leonardo Fariña que firmó el guion macrista le pagan una vida de millonario.

Testigos truchos: un arrepentido reveló que lo apretaron para implicar a Cristina Kirchner en causas judiciales

El empresario Mariano Martínez Rojas contó que le pidieron implicar a la expresidenta para tener beneficios como testigo protegido.

Carla Pelliza

El empresario Mariano Martínez Rojas, detenido por lavado de dinero y la causa conocida como «la mafia de los contenedores», es uno de los testigos truchos del Gobierno de Mauricio Macri. Según reveló en una entrevista exclusiva con El Destape, le ordenaron implicar a Cristina Kirchner en las investigaciones de las que él era parte y le guionaron las declaraciones. Después de definir no seguir más la letra ordenada por el oficialismo, quedó sin ninguno de los beneficios otorgados y pasó de estar en una quinta con pileta a un «agujero» en el Complejo Penitenciario de Marcos Paz, según definió. 

Martínez Rojas fue quien se mostró como el salvador de Tiempo Argentino y Radio América, después del vaciamiento del Grupo 23, pero no terminó más que en fraude con una patota contra los trabajadores. Encerrado en Marcos Paz, habló con este medio y reveló que, detenido en Estados Unidos (en 2017), comenzó negociaciones con el Gobierno de nuestro país para retornar: «Supuestamente volvía a Argentina, me ponía como arrepentido, empezaba a hablar un par de cosas, me iban a tener guardado unos meses y después me devolvían. Pero cuando llego no había arreglo».

Consultado por ese «arreglo», el empresario reveló: «Me sientan y me dicen ‘¿querés ir a tu casa? vas a empezar a colaborar con nosotros’. Obvio que yo en pos de ir a mi casa y dejar de estar preso, les digo «bueno, ¿qué quieren?» y me dicen ‘vas a empezar con esta lista de nombres, vas a empezar a decir ésto, ésto y ésto y los que no conocés – porque había mucha gente que no tengo contacto ni conocimiento -, nosotros te vamos a contar'». 

Según manifestó, en esa historia tenía que implicar a Cristina Kirchner e indicar que ella «era parte de todo el armado, partícipe y jefa de las causas que me arman a mí: todo lo que es manejo de giros al exterior, contenedores. Entonces me empiezan a indicar a quién tengo que nombrar». El empresario aseguró que quien le indicó ésto fue «(Francisco) Lagos, director del Programa de Testigos Protegidos, (Juan) Rebollo (operacional del Programa)» y que se juntó «en dos oportunidades con (el ministro de Justicia, Germán) Garavano».

Básicamente, según lo que expresó en exclusiva a El Destape, le exigieron que declarara contra funcionarios kirchneristas y que involucrara a la propia Cristina en las causas en las que él era parte. A lo que, en un primer momento, accedió.

En ese derrotero, contó: «Me sientan a hacer un careo con una persona que supuestamente era la mano derecha de (Guillermo) Moreno. Yo no tenía ni idea de quién era. El señor se llamaba Fabián Quiroga y me dicen ‘ahora vamos a ver a esta persona'» y le mostraron una fotocopia. «Éste es fulano de tal, vas a decir que lo conocés de tal lugar, que hacía tal operación y que él es la mano derecha y operador de Moreno como de su esposa con el tema de las DJAI», manifestó que le ordenaron.

Ante esta situación, siempre en boca del empresario detenido, él manifestó no conocer a esa persona pero le retrucaron que «no importa eso, vos decí que lo conocés de tal lugar. Si no, se va a cortar todo ésto». 

¿Qué es «todo ésto? Hasta ese entonces, Martínez Rojas estaba «en una quinta, estaba preso, dentro del Programa (de Protección de Testigos), en una quinta con pileta». De no seguir el guión, «no iba a tener más esos beneficios y me iban a mandar a un agujero». 

Martínez Rojas describió que «el Programa (de Protección de Testigos) es Patricia Bullrich, es Garavano. Está todo manejado y orquestado y después se direccionan las denuncias a través de (Carlos) Stornelli». Según sostuvo en la entrevista telefónica con El Destape, el mecanismo aplicado a él funcionó del siguiente modo: «Te llevan a las reuniones con la Oficina Anticorrupción y te dicen ‘vamos a hacer esta denuncia, la cual la vas a presentar vos, la vas a escribir a mano y la vas a presentar como querellante’. Ejemplo, de Cristina Kirchner, de Aníbal Fernández, de Moreno. Todas mentiras. Y me dicen ‘nos las vas a dar a nosotros, va a quedar en la Oficina Anticorrupción. Nosotros vamos a abrir otra investigación y otra denuncia y va a recaer en el juzgado de (Claudio) Bonadio'».

Después de meses de promesas de beneficios, relató que llamó a Comodoro Py y amenazó con denunciar «cómo está armada la causa, todos los testigos falsos, los papeles, todo. Y el dinero que se llevó cada uno». Y agregó: «Dije que iba a explotar todo, que iba a decir cómo fueron armadas las causas. Que las armé, no las armé yo, que las armaron ellos pero me las pasaron a mi para armarlas». Ante esta situación, narró que a las dos horas lo fue a buscar el Servicio Penitenciario a la quinta en la que vivía, en Lobos: «Me meten en una camioneta y me traen a Marcos Paz, al buzón donde estoy ahora. Un buzón es una celda con el tamaño de un baño, con un pozo, un colchón, encerrado. Sin televisión, sin radio, sin nada y no ves la luz del día».

El empresario resaltó que pasó «de ser el testigo más protegido de Argentina, con cuatro autos a todos lados, con un equipo de seguridad de ocho o diez personas, a estar en Ezeiza en un pabellón común colectivo, con presos comunes» que lo «han cagado a palos, robado y torturado».

Incluso, relató una serie de torturas psicológicas como el hecho de no darle su medicación para un tumor en la garganta que tiene o la aparición de una soga (en forma de horca): «La soga en el escritorio empezó cuando llegué, me la dejaron en Gendarmería». 

Al igual que los otros testigos protegidos que están en Marcos Paz, como contó Ibar Pérez Corradi, detenido por narcotráfico, está en huelga de hambre porque la comida que les manda el Programa no es apta. «No son condiciones humanas para nadie», dijo y describió que están todos «en un pasillo de diez metros». 

Según su relato, Martínez Rojas es el híbrido de Leonardo Fariña y Pérez Corradi. Tuvo los beneficios por seguir un guión y se los sacaron cuando decidió abandonarlo.

Fuente: El Destape. Link. Imagen: Debate Mendoza.

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