El trotskismo sirvió la mesa, los medios concentrados prepararon la escena y Cornejo se comió el asadito. La diputada Barbeito denunció la suba de las dietas, los medios concentrados compraron la idea, le dieron manija día y noche y Cornejo mandó a sus legisladores a “renunciar” al aumento. ¿Renunciar? Bueno, no tanto, se lo dan a la organización amiga. Vaya a saber si se lo dan…

La resolución del intríngulis es un despropósito por todos lados.

La opinión de Debate Mendoza es que los legisladores deberían ganar un sueldo decoroso que no los separe de la suerte del conjunto de la población ni los ponga en una élite económica. Digamos… como un director de escuela, por decir algo. Estas discusiones son siempre difíciles. No sólo está la dieta sino también los adicionales, los viáticos, pasajes, asesores y otras cuestiones que deben presupuestarse. Categóricamente: es muy saludable la existencia de financiamiento público para la política. No lo es la opacidad sobre su uso ni el simplismo demagógico. Lo que no se financia con presupuesto público sale mucho más caro, se paga con licitaciones amañadas, concesiones u otro tipo de prebendas que suponen un recupero de la “inversión” política para los privados. El financiamiento público tiene que ser transparente y razonable. Un cargo representativo no puede implicar el acceso a una clase social autonomizada de la suerte de las mayorías.

Pero, en todo caso, lo que hay que discutir es cuánto gana un legislador. La cantinela berreta de la “donación” es una truchada inadmisible. La donación es incomprobable, puede estar destinada a la tía, puede cobrarla la tía y devolverla al legislador a la vuelta de la esquina… pero aún estando todo en regla es inadmisible. La discusión es cuánto debe ganar un legislador y listo. Paga el Estado, paga lo que corresponde y listo. Y lo que no paga, es el Estado, a través del sistema representativo, el que decide en qué se gasta.

Estos representantes del pueblo nos presentan como panacea “donar a una ONG”. Es una contradicción en sus términos. Si no corresponde, no lo cobre, ¿qué es eso de donar? Y si corresponde haga lo que quiera, es su plata, pero no se haga el salvador de nada. Implícitamente ponen las ONG (u OSC) como moralmente superiores al Estado. Las Organizaciones de la Sociedad Civil son valiosísimas pero desde 2003 estamos en un proceso de reconstrucción del Estado que está en pleno desarrollo y precisa que todos nos involucremos en la demanda y el control.

La propuesta de la “donación” tiene el inconfundible tufillo noventista, son las ONG las confiables para trabajar con los sectores vulnerables porque el Estado desertó, se decía entonces. Ahora no es el caso. Ahora el Estado paga la AUH, paga las jubilaciones, paga las moratorias, el Plan PROGRESAR. Financia casas con el PROCREAR.

Por eso el regalito sorpresa de la donación es el terreno arado para el ajuste. Ojalá nos equivoquemos. Si los legisladores donaron su aumento… No deberíamos, a estos efectos tampoco, subestimar la capacidad de manipulación de los medios hegemónicos.

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