El juez federal de la servilleta, Claudio Bonadío, mandó quemar 60.000 kit Qunita. Para el proyecto oligárquico, los pobres sólo pueden tener lo que se ganan meritocráticamente. Con trabajo de calidad, como dice Macri. Es decir limpiando bien el baño de los ricachones, que a eso llaman “trabajo de calidad”.

Plan Qunita: buscan anular la polémica decisión de Bonadio  

Un grupo de referentes de la salud, pediatras, neonatólogas y organizaciones sociales solicitaron a la Justicia anular la orden emitida por el juez federal.

Fuerte pedido a la Justicia para anular la orden emitida por el juez federal Claudio Bonadío al Ministerio de Salud para incinerar más de 60 mil moisés y sacos de dormir del kit Qunita.

Se realizó en una conferencia de prensa que se llevó a cabo en la Unidad Sanitaria N° 9 de la Isla Maciel, Avellaneda, donde asistieron un grupo de referentes de la salud, pediatras, neonatólogas y organizaciones sociales.

Asimismo dieron a conocer una serie de datos que desmienten los argumentos utilizados por el juez respecto de los informes del Instituto Nacional de Tecnología Industrial y la Sociedad Argentina de Pediatría citados como antecedentes.

La iniciativa estuvo encabezada por la Dra. Gabriela Bauer, médica pediatra del Hospital Garrahan, y el Padre Francisco «Paco» Olivera, integrante del Grupo de Curas en Opción por los Pobres. Además participaron Adriana Gorenstein, neonatóloga; Alicia Benítez, ex jefa de Unidad de Neonatología de la Maternidad Sardá; Inés Belaustegui, trabajadora social de la Maternidad Estela de Carlotto de Moreno; Carolina Gailliard, diputada nacional del PPV – PJ y presidenta de la Comisión de Salud de la Cámara de Diputados de la Nación; el Padre Ricardo Carrizo, de la Parroquia de San Francisco Solano; e integrantes de la Comisión de Salud del Instituto Patria, entre otros.

Aquí el Proyecto

«Las cunas forman parte de la identidad de los niños, representan el lugar seguro. Le exigimos al Ministerio de Salud que las distribuya», afirmó Bauer.

Los elementos retenidos desde junio por una resolución judicial formaban parte del Plan Qunita, un programa lanzado en julio de 2015 por la ex Presidenta Cristina Kirchner. Durante los seis meses que funcionó el programa el gobierno distribuyó 74.408 kits a 289 maternidades en todo el país, logrando incrementarse en 21 el número de maternidades seguras, pasando de 89% de partos realizados en esas condiciones de máxima seguridad a más del 94%.

«Nacen más de trescientos mil niños en el sector público. Los que no tienen posibilidad de acceder al moisés deben correr con el problema de que sus hijos e hijas terminen durmiendo con otras personas y el colecho es justamente uno de los factores que puede desencadenar la muerte súbita del lactante», dijo Alicia Benítez.

La diputada Carolina Gailliard, informó que ya se presentó un Proyecto de Declaración, firmado por diputados y diputadas del Frente para la Victoria, para expresar la preocupación de los legisladores ante la decisión de la Justicia de destruir los elementos, y adelantó que la próxima semana citará a la Comisión de Salud de la Cámara baja para tratar el tema. «Hacer justicia es entregar las cunas y no destruirlas.El juez ha manejado tendenciosamente la información del INTI».

Como en el ’55

Viviana Demaría y José Figueroa nos recuerdan otra fogata.

La Destrucción del recuerdo (fragmento de “El Fuego Sagrado”)

por Viviana Demaría y José Figueroa

(cualquier parecido con la actualidad NO es mera coincidencia)

Hay que remontarse al imperio Romano. Al gobernante que legalizó la religión cristiana. Al emperador que la iglesia ortodoxa considera santo. Hay que hablar de Constantino “El Grande” y sus legislaciones contra el “Tyranus”. Hay que hablar del senatus consultum de Roma y sus decretos judiciales, para lograr comprender el origen de los actos de revancha oligárquica llevados a cabo por la Fusiladora contra Eva y su Fundación. Y hay que hacerlo en latín, esa lengua muerta con la que conspiró la Acción Católica Argentina y llevó a cabo su contrarrevolución.

El castigo más nefasto que un romano podía recibir se denominaba damnatio memoriae. Esta expresión latina, en el sentido actual significa -lisa y llanamente- «destrucción del recuerdo”.

En algunas oportunidades se combinaba con otra sanción conocida como abolitio nominis, que consistía en borrar el nombre del condenado de toda la historia –como si jamás hubiese existido-; y por último la llamada rescissio actorum, que consistía en abolir toda la legislación que hubiera promulgado el tyranus. Estos castigos estaban dirigidos a quienes fueran considerados enemigos del Estado –obvio por una nueva autoridad con potestas.

En síntesis, se procedía a arrancar las placas que recordaban su labor edilicia, se suprimían sus emblemas, se decapitaban o destruían las estatuas, se estropeaba su rostro de las pinturas, se retiraban de circulación las monedas que hubiese acuñado con su nombre y efigie, se suprimían de los registros oficiales, se anulaban sus acciones políticas y legislativas, incluso, hasta su propio nombre. Esto solía ir acompañado de la confiscación de sus bienes, el destierro de su familia y se perseguía y exterminaba física o moralmente a sus camaradas y partidarios más fieles. Así, se pretendía borrar de la memoria oficial y de la memoria colectiva el recuerdo de un determinado personaje, sus obras, sus logros y hasta su propia existencia.

Eso fue lo que hicieron porque Eva ya había pasado a la inmortalidad. Primero fue el bombardeo aéreo sobre Plaza de Mayo. Luego, desde el barco maldito, nave insignia de la sedición, las cinco torres del «17 de Octubre», se movieron lenta y armoniosamente. Los quince cañones principales de 152 mm apuntaron a la destilería «Eva Perón» en La Plata. El mismo movimiento hicieron los otros ocho cañones secundarios de 127 mm. Una tonelada de explosivos británicos sembró la destrucción. Su gemelo, el «9 de julio» acaba de rendir Mar del Plata. Es el 19 de septiembre de 1955.

El Presidente Constitucional Juan D. Perón -que asumió su segundo mandato con el 60% de los votos- es obligado a renunciar. La «Revolución Libertadora» acaba de triunfar. El milico que ocuparía el cargo del Dr. Ramón Carrillo, saquea su casa un día antes de asumir. Es el Coronel Ernesto Alfredo Rottger. A ese Coronel le corresponde la tarea de reemplazar a un brillante neurocirujano, neurobiólogo y médico sanitarista. Se le ordena la misión de “desperonizar” el sistema nacional de Salud Pública. Debajo de él, la Dirección de Asistencia Integral tiene otro incomparable objetivo: intervenir, desmantelar y disolver toda la obra de la Fundación Eva Perón. Es la Asistente Social Marta Ezcurra, fundadora de la juventud de la Acción Católica en 1931.

Marta Ezcurra ordena el día 23 de septiembre la ocupación militar de cada una de las Escuelas Hogar. Su política de shock es muy clara: retirar y destruir todos los símbolos del gobierno. Con los niños como mudos testigos, en cada uno de los patios, el fuego hace arder pilas de frazadas, sábanas, colchones, pelotas y juguetes diversos con el logo de la FEP, que los valientes soldados previamente han arrancado de sus camitas y dormitorios. Los bustos de Eva son decapitados.

Fuentes: eldestapeweb.com – https://www.facebook.com/jose.figueroa.395454?fref=ts. Foto: eldestapeweb.com

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