López fue un mensaje adicional a la “clase política”: quienes no se alineen al complot oligárquico aparecerán en las situaciones más escatológicas, sufrirán los escarnios más increíbles. No es el primer aviso de un gobierno fascista.

El acortamiento del mandato de Cristina y el sanbenito de un presidente de facto, Federico Pinedo, impuesto por un fallo judicial, fue el aviso de que el complot de la restauración oligárquica sólo considera contingente el voto popular.

Cada una de las situaciones posteriores ha ratificado el rumbo más ominoso del país desde la recuperación de la democracia. Lo que en dictadura era el secuestro y desaparición, porque la dictadura no podía hacer pública su acción, el macrismo lo hace como acto oficial de gobierno y cuenta con el blindaje mediático de Clarín y sus socios. El ocultamiento, la manipulación, la inversión de los sentidos, encubren y tergiversan las acciones. Lo que es persecución política se presenta como combate a la corrupción, el espionaje y la extorsión a los jueces se presenta como estímulos al funcionamiento judicial, lo que constituye violaciones a los derechos de cualquier persona, del derecho a la defensa, de la igualdad ante la ley, se presenta como la búsqueda de eliminar trabas burocráticas en la obtención de justicia. Y eso para mirar sólo la cuestión de las libertades civiles, lo mismo se aplica a cada una de las áreas, empezando por la peor concentración del ingreso desde las hiperinflaciones.

El gobierno no mata directamente como hizo la dictadura se podría alegar, se podría decir que el paralelismo es exagerado. Es discutible el tema de si mata o no, en todo caso la diferencia con la dictadura es que no necesita esconderlo. Lo que para la dictadura fueron secuestro, desaparición, muerte; el gobierno macrista lo suplanta con espionaje, extorsión y armado de causas judiciales para perseguir opositores, diciéndole a la población que combate la corrupción. No es diferente del rol de las acusaciones de subversivos, terroristas, que padecieron los militantes de los setenta.

¿O por qué Aníbal Fernández será procesado por el programa Qunita y Juan Manzur, quien fue ministro responsable, no? La única diferencia es el reciente alineamiento de Manzur a los requerimientos de Macri. Ver.

¿O por qué Massa y Alberto Fernández, jefes de gabinete del kirchnerismo no tienen problemas judiciales mientras la persecución contra ex funcionarios escala?

Decenas de preguntas como ésta pueden hacerse. No intentan ocultar ni proteger hipotéticos casos de corrupción, pretenden mostrar que acá de ningún modo está en juego la corrupción, la ética o la justicia. Lo único que se debate en estos días vinculado a estas cuestiones son las prácticas revanchistas del complot oligárquico contra la única experiencia política que cuestionó su poder absoluto en el país, el kirchnerismo.

Por eso el macrismo ofrece opciones. No es necesario que todos se pongan remera amarilla. Pueden ser massistas, urtubeysistas, delasotistas, lo que quieran. No pueden ser kirchneristas. Es una exigencia del bloque de poder mandante que Macri implementa como cuadro orgánico de ese bloque.

En ese sentido puede entenderse la crítica de Capitanich a un PJ oficial que amenaza dejar al país sin oposición real. Ver nota.

La extorsión López es una más de una cadena que empezó con la prisión de Milagro Sala, aún presa política, y ha seguido con todo tipo de aprietes, incluyendo, por supuesto, extorsión con los recursos a gobernadores, intendentes, legisladores. Un campanazo dio el Papa Francisco que a los cuatro vientos hizo saber su apoyo al juez Casanello, quien investiga a Macri pero es espiado y apretado por televisión por el gobierno.

Las denuncias de Cristina de que patotas paraestatales irrumpieron en su casa, el uso de la policía Metropolitana, la represión sistemática, conforman un crescendo con un punto alto en el secuestro de 3 trabajadores de la fábrica RB en San Isidro el 23 de junio. Pasaron la noche “chupados”. Ver acá.

López es eso, un ladrillo más en eso. El aviso mafioso a la clase política que si no se despega de Cristina, son boleta. O son billetes. O son lo que sea necesario para destruirlos personal y políticamente.

Padecemos la vuelta del terrorismo de estado y ¿a que no sabés de qué lado se alineó el 90% de la dirigencia política? Correcto, del lado del terrorismo de estado.

El sorprendente paso del Movimiento Evita no puede más que ser interpretado como haber tomado nota del mensaje López.

Foto: diario4v.com

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