Por Ramón Ábalo

Más del tercio de los habitantes del mundo -o sea unos 2.000.000.000- viven en la pobreza. En la extrema pobreza. La mayoría son trabajadores esclavizados todavía por el colonialismo y los poderes políticos excluyentes al interior de los pueblos. Pero en la Europa, esos poderes reiteran políticas sociales y económicas que fueron emblemáticas y colonizadoras en décadas anteriores al 2001/2: ajustes, recortes a los salarios, a las fuentes laborales, recortes a la salud y a la educación. Salvataje a los bancos. El poder político de la Europa decadente colonizado por el imperialismo yanqui.

En este 1° de Mayo tiene vigencia universal aquel grito de convocatoria a la lucha por derechos emancipadores de los trabajadores: ¡¡TRABAJADORES DEL MUNDO UNIOS!! (Manifiesto Comunista de 1848). A tono en esta Latinoamérica en que sectores proletarios, con sacrificio y entrega hasta de la vida durante más de dos siglos, construyó conciencia y solidaridad para el tránsito al Socialismo Siglo XXI. En ésta, nuestra Argentina, la identidad nacional y popular, ahora afirmada desde la institucionalidad, es consecuencia, fundamentalmente, de esa lucha, con altibajos, claro. De lo bajo, del enanismo de clase de algunos dirigentes en el plano sindical, político e ideológico las referencias son innumerables. Igualmente lo son las que devienen del campo libertario, de conciencia de clase, que tiene la larga historia del movimiento obrero argentino, emparentado con las luchas de toda Latinoamérica.

La CGT de los argentinos

“Empezaron sintiendo vergüenza por sus ropas de obreros; trataron de ponerse a tono con los despachos y antesalas ministeriales, y poco a poco de representantes obreros frente al poder se convirtieron en representantes del poder frente a los obreros”. Así comienza el documento liminar y fundacional de la CGT de los Argentinos, que durante un congreso de la CGT tradicional, produce el alejamiento de gran parte de los gremios combativos, clasistas y portadores de la tradición libertaria del sindicalismo argentino. Vandor ya era el líder máximo de los que promovían la desviación del sindicalismo hacia el poder burgués. Cuando asumió el Gral. Juan C. Onganía, por el golpe del 66 contra el gobierno constitucional del Dr. Arturo Illia, el metalúrgico Vandor asistió a la asunción presidencial, de un golpista y fue vestido con saco y corbata. En su vida había vestido así para nada. En la actualidad nacional y popular, los Moyanos y los Barrionuevos son dirigentes que se emparentan con aquellos.

El dicho documento sigue afirmando: “Se enriquecieron, adquirieron hábitos y vicios incompatibles con sus cargos de dirigentes sindicales, burocratizaron sus sindicatos, los transformaron en maquinarias sin contenidos. Se limitaron -en el mejor de los casos- a la acción social, el tanto por ciento de aumento en cada nuevo convenio, los hoteles de turismo, las colonias de vacaciones. OLVIDARON QUE LOS TRABAJADORES NO PUEDEN NI DEBEN MANTENERSE AL MARGEN DE LOS PROBLEMAS FUNDAMENTALES DE LA VIDA NACIONAL”

“Olvidaron la política del gobierno contraria a los intereses de la clase trabajadora. Toleraron los avances incesantes de los monopolios que rigen la economía del país, arruinando a las empresas nacionales, especulando con la desocupación que abarata la mano de obra, envileciendo los salarios. Durante años esos dirigentes se opusieron entre sí ante los problemas nacionales, inclusive se combatieron con dureza. El tiempo ha borrado esos matices, ha gastado los ropajes ocasionales y los ha dejado desunidos. Es posible ver que se parecen mucho unos y otros. Por eso ahora, como por arte de magia, están todos juntos, enfrentado a los trabajadores”.

(Seminario de la CGTA en 1968 y Congreso normalizador de la CGT)

El periódico de la CGTA

El 1° de Mayo de 1968, en el periódico de la CGTA se reprodujo el siguiente documento: “Durante años solamente han exigido sacrificios. Nos aconsejaron que fuésemos austeros; lo hemos sido hasta el hambre. Nos pidieron que aguantáramos un invierno; hemos aguantado diez. Nos exigen que racionalicemos y así vamos perdiendo conquistas que obtuvieron nuestros abuelos. Y cuando no hay humillación que nos falta padecer ni injusticia que reste cometerse con nosotros, se nos pide irónicamente que participemos. Les decimos: ya hemos participado y no como ejecutores, sino como víctimas en las persecuciones, en las torturas, en las movilizaciones, en los despidos, las intervenciones, en los desalojos. No queremos esa clase de participación. Agraviados en nuestra dignidad, heridos en nuestros derechos, despojados de nuestras conquistas, venimos a alzar en el punto donde otros los dejaron, viejas banderas de lucha”.

¡¡TRABAJADORES DEL MUNDO UNIOS!!

Fuente: La Quinta Pata

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